Artículo escrito por: Benito Solís Mendoza, Presidente del Comité de Propuesta Económica Coparmex, vía El Financiero.
Se fortalecen dos variables económicas que, sin estar relacionadas entre sí de manera directa, es sorpresivo para muchos en el sector financiero. Por un lado, está el dato del crecimiento del PIB, esto es de la economía al tercer trimestre del año pasado, que fue del 6.9 por ciento con respecto al mismo periodo de 2021. Por otro lado, está el reciente fortalecimiento del peso mexicano, el cual se sitúa por debajo de los 18 pesos con respecto al dólar norteamericano, esto es, al mismo nivel que tenía antes de la pandemia.
Respecto al dinamismo de la economía, el dato es elevado porque se compara con un dato reducido que tuvo con anterioridad debido a los efectos de la pandemia producida por el Covid. En la medida en que un mayor porcentaje de la población está vacunada, es mayor la cantidad de personas que regresan a sus actividades anteriores, ya sean laborales como educativas y comerciales. Cabe resaltar, que a pesar de esto, el nivel del PIB en términos reales, todavía está ligeramente inferior al tenido al inicio de la pandemia, a diferencia de la mayoría de los países, quienes ya se sitúan por arriba de los niveles previos.
Al revisar los cuatro principales componentes de la demanda agregada, se pueden identificar los llamados motores del crecimiento durante el tercer trimestre de 2022 y cuáles son los que detienen el mismo:
1) El consumo privado registró un incremento anual en el tercer trimestre respecto al año anterior de 6.5 por ciento, pero solo de 0.4 por ciento con respecto al trimestre inmediato anterior. Esto se debe al regreso de las actividades normales de los trabajadores y de los consumidores una vez superada la pandemia, pero el mismo se está desacelerando, influido por la mayor inflación.
2) El consumo del gobierno es el menos dinámico de la economía con el incremento anual menor de solo 2.3 por ciento. Esto lo sitúa en los mismos niveles que tenía en el año de 2017, esto es de hace cinco años. Contraste esto con lo realizado en la mayoría de los países desarrollados, en donde el gasto público compensó en gran parte la contracción de consumo y la inversión como resultado de la pandemia.
3) Por su parte la inversión registró un incremento anual respecto al año anterior de 3.9 por ciento, pero de solo 0.1 por ciento con relación al trimestre inmediato anterior. Esto significa que la inversión sigue estancada en el país, ya que su nivel es equivalente al que tenía hace nueve años, por lo que su comportamiento impide un mayor dinamismo de toda la economía.
4) El principal componente que permite el crecimiento de la economía, al ser el más dinámico es el externo, es decir la exportación de bienes y servicios, con una tasa de incremento anual del 11.5 por ciento. Su actual nivel ya representa el 44.6 por ciento del PIB y ya es el segundo sector de la economía, después del consumo privado, destacando el alto porcentaje canalizado a los Estados Unidos.
De aquí la importancia de la relación con nuestro vecino país del norte y en la medida en que su crecimiento se desacelere, es inevitable que se tendrá un impacto análogo en México. Por esta razón es importante que se eviten paneles y medidas compensatorias por las controversias tenidas en el marco del T-MEC, relativas a las inversiones en el sector eléctrico y en el sector agrícola.
La principal razón por lo que se considera que es inevitable que la economía norteamericana inicie un proceso de desaceleración o incluso de recesión es por el incremento en sus tasas de interés, medida tomada para controlar la creciente inflación que sufren.
Por otro lado, se piensa que este ciclo de mayores tasas está cerca de llegar a su punto máximo y es posible que en los siguientes meses pudieran dejar de subir o incluso iniciar una paulatina disminución. En este entorno, se está iniciando un creciente flujo de capitales que desean aprovechar las tasas de interés más altas que todavía hay en varios mercados emergentes, como son Brasil, Chile, México y otros más. Por lo mismo, la apreciación del tipo de cambio no es resultado de que se estén tomando las medidas económicas correctas en el país, sino resultan más de una depreciación del dólar y de movimientos especulativos de capitales en los mercados globales. En la medida en que esto se mantenga, es posible que las tasas de interés disminuyan de manera paulatina en México, sin tener un efecto negativo en la cotización de la divisa.