
Artículo de Opinión escrito por Lydia Nava Vázquez Vicepresidenta Nacional de Centros Empresariales de COPARMEX | Vía:@elsolde_mexico
X: @MichLydiaNV
Las señales son contundentes: la economía mundial vive momentos de alta incertidumbre. Las tensiones geopolíticas, las disrupciones en las cadenas de suministro y los cambios en las políticas comerciales exigen que actuemos con rapidez y visión estratégica. Ante este escenario volátil, intensificar el diálogo y la colaboración se vuelve no solo deseable, sino imprescindible para reactivar nuestros sectores productivos y proteger el bienestar de las empresas y sus trabajadores.
Cualquier solución sostenible es la confianza. Para recuperarla, es indispensable restaurar la certidumbre jurídica, garantizando marcos claros y competitivos que promuevan la inversión; reforzar la seguridad para salvaguardar a las personas y los activos; y asegurar el acceso confiable a la energía, condición ineludible para la operación de la industria y el comercio. Sin estas piezas clave, cualquier esfuerzo de reactivación carecerá de anclaje sólido.
La experiencia reciente nos demuestra que los debates fragmentados y los esfuerzos aislados no rinden frutos. Solo un frente común —Gobierno, sector empresarial, academia y sociedad civil— permitirá diseñar políticas que respondan al ritmo de la recuperación global. Por eso es necesaria una agenda de colaboración enfocada en tres prioridades:
- Reactivación de la Inversión Productiva: Impulsar programas de apoyo técnico y financiero para las MiPyMEs, con énfasis en innovación y desarrollo de proveedores locales, fortalece las cadenas de valor y genera empleo de calidad.
- Diversificación de Mercados: Ampliar horizontes hacia economías emergentes y consolidar alianzas con socios estratégicos reduce nuestra dependencia de unos pocos destinos y protege a nuestras empresas de choques externos.
- Colaboración Técnico-Regulatoria: Crear mesas de trabajo permanentes que integren a especialistas, Instituciones de Educación Superior, organismos públicos y líderes empresariales, con el objetivo de acelerar reformas que fortalezcan la competencia leal, el acceso a financiamiento y la modernización de la infraestructura.
En paralelo, debemos reforzar los esquemas de vinculación entre MiPyMEs y grandes corporativos, aprovechando plataformas de gestión de cadenas globales y promoviendo proyectos de innovación conjunta. Este enfoque colaborativo no solo incrementa la capacidad productiva, sino que favorece la transferencia de tecnología y el desarrollo de talento.
La competitividad de México y el bienestar de millones de familias dependen de nuestra capacidad para trabajar unidos. Intensificar el diálogo, compartir información y cooperar en proyectos tangibles es la ruta que conducirá a una recuperación rápida y sostenible.
La volatilidad global no cederá de la noche a la mañana. Pero sí podemos transformar la incertidumbre en un catalizador de cambio cuando reservamos espacios de diálogo permanente, compartimos información en tiempo real y coordinamos acciones tangibles. Solo así garantizaremos que nuestras MiPyMEs no solo sobrevivan, sino que prosperen en un entorno cada vez más competitivo.
Con voluntad, integración de los diferentes sectores y confianza, convertiremos los retos de hoy en los logros de mañana. México tiene el talento y la creatividad para liderar el nuevo mapa económico mundial. En COPARMEX asumimos ese compromiso y estamos listos para sumar esfuerzos con la iniciativa pública y la sociedad civil. El futuro está en la colaboración: avancemos juntos.