Tras ocho meses de duración de la epidemia del COVID-19 en México, se aprecia claramente un rotundo fracaso de las acciones seguidas por la Secretaría de Salud Federal, ya que no hay una estrategia general de contención de contagios, ni tampoco de trazabilidad de contactos, además de la realización de pocas pruebas, transmisión de mensajes confusos, así como la falta de coordinación con los estados y municipios. Se han desestimado las experiencias internacionales exitosas para dar pie a la improvisación.
El panorama luce alarmante y al día de hoy los datos que reporta Salud Federal indican que ya se rebasaron el millón de casos -confirmados sólo por los laboratorios de salud pública-, y más de 100 mil defunciones, superándose así y con creces, el “escenario catastrófico” de 60 mil personas muertas a causa del COVID-19, previsto por el propio Gobierno de México en mayo pasado.
Hugo López-Gatell, subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud Federal, calificó como “intrascendente” que México haya superado el millón de casos acumulados de coronavirus. En la Confederación Patronal de la República Mexicana (COPARMEX) estamos convencidos de que dicha cifra podría haberse evitado; además de que quienes se han contagiado del COVID-19 sufren secuelas que impactan su calidad de vida. La salud de los mexicanos no es “intrascendente”.
Asimismo, en este sombrío panorama no se incluyen las decenas de miles de fallecidos por neumonías atípicas y otras complicaciones derivadas del contagio del nuevo virus; pero cuyos certificados de defunción omiten mencionar la sospecha de “COVID-19” o “Sars-Cov-2” o “coronavirus” como causa de muerte, por lo que considerando lo anterior, es probable que los mexicanos seamos ya una de las naciones más afectada por la pandemia entre los países más poblados del mundo.
El Gobierno Federal también ha fallado en dar una respuesta efectiva basada en una comunicación que, lejos de ser clara, concisa, consistente y creíble, ha sido confusa. Desde un principio y en repetidas ocasiones, se ha desestimado de forma irresponsable la gravedad de la amenaza y se ha abusado de excusas técnicas.
Aunado a ello, se ha querido culpar incluso a la propia población mexicana, como si los fallecidos a causa del COVID-19 fueran algo inevitable. Aún vemos como el presidente Andrés Manuel López Obrador se rehúsa a dar el ejemplo de usar cubrebocas. Por otro lado, el subsecretario López-Gatell Ramírez sigue sin reconocer la necesidad de aumentar la disponibilidad de pruebas para sintomáticos, y, sobre todo, para sus contactos, ante la evidencia mundial del gran beneficio que tiene la aplicación de más tests para lograr que las personas contagiosas se aíslen.
En las ruedas de prensa diarias, el funcionario federal expone el recuento de daños de la pandemia; pero, de forma inexplicable, no se compromete a un plan de trabajo detallado, específico y medible para su contención. Ello es una muestra del rostro indolente del Gobierno de la República ante el número de muertes en México y la trivialización de la tragedia para cientos de miles de familias.
En la Confederación Patronal de la República Mexicana (COPARMEX) consideramos urgente y necesario efectuar una “vigilancia epidemiológica de precisión”, identificando de modo sistemático a las personas probablemente contagiosas y evitando que contagien a otras, todo ello como parte de una estrategia integral de trazabilidad de gran alcance.
Por eso hemos propuesto a la Subsecretaría de Prevención y Promoción de la Salud Federal, que coordine la puesta en marcha de Centros Estatales de Atención Ciudadana y Trazabilidad COVID-19, en colaboración con los gobiernos de cada una de las entidades federativas, así como la difusión de reportes especiales para medir su efectividad.
Se trata de un modelo que COPARMEX ha promovido con todas las Secretarías de Salud estatales, y que afortunadamente ya opera y ha dado buenos resultados en entidades como la Ciudad de México y Sinaloa. No obstante, si además hubiera iniciativa del Gobierno Federal, se podría lograr implementar de forma rápida en más estados; sin embargo, de parte del subsecretario López-Gatell Ramírez aún no hemos recibido una respuesta.
Aunado a lo anterior, en la Confederación Patronal consideramos que el seguimiento de casos positivos y sospechosos, así como el aislamiento a los probables contagiados, es imprescindible para cortar cadenas de contagio y con ello reducir la cantidad de fallecidos. Esto se puede lograr por parte de cada entidad, aún sin contar de momento con una alta disponibilidad de pruebas.
No es cierto que vamos de salida de la pandemia, ya que todavía nos falta mucho camino por recorrer para contener al COVID-19. Por ello, desde la COPARMEX exigimos un cambio de rumbo gubernamental, por el bien de las decenas de miles de vidas de mexicanos y mexicanas que se pueden salvar en las semanas y meses por venir, aplicando las estrategias correctas, con el alcance y efectividad que ameritan.
No podemos dejar la Salud Pública a merced de una autoridad sanitaria claramente omisa en el manejo de una pandemia de estas dimensiones y gravedad, que además desdeña propuestas constructivas y bien fundamentadas, optando por la burla, la politización y la arrogancia.
Por ello, en la COPARMEX pedimos que la Administración Federal haga caso al consejo de Tedros Adhanom Ghebreyesus, director de la OMS, de que “nunca es tarde para revertir” cualquier escenario, a pesar de lo mal que se hayan hecho las cosas desde el Gobierno de México ante el coronavirus.
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