Artículo escrito por Lorena Jiménez Salcedo, Presidenta de la Comisión Nacional de Bienestar Social de Coparmex vía @Forbes_Mexico
Los jóvenes están perdiendo felicidad a nivel global, esto de acuerdo con el reporte 2024 que realiza Gallup (World Happiness Report 2024). La caída se da principalmente en los países de América del Norte, Estados Unidos y Canadá, y Europa en el Reino Unido, Francia, Alemania y España.
Parece haber naciones con ecosistemas idóneos para desarrollar felicidad. Los nórdicos han estado punteando todos los rankings desde que se comenzó a medir el valor. Suecia, Noruega, Finlandia, Dinamarca e Islandia tienden a rotarse el primer lugar de medición en medición y de año en año. Pero hay matices.
Estos países concentran una población mayoritaria de adultos plenos que impulsan sus indicadores nacionales hacia arriba. La percepción de felicidad se concentra en la población de más de 60 años y la alta concentración de longevos de las naciones noreuropeas juega un factor clave.
Pero los jóvenes nórdicos parecen no tener tal apreciación. Si se analizan los resultados del estudio para el segmento de menos de 30 años, el ranking cambia, y Lituania, Serbia e Israel destacan como los países con los jóvenes más felices. Pasa algo similar con muchos estados europeos. Francia ocupa la posición 27 del ranking global, pero si sólo se toma en cuenta al segmento más joven, el país desciende hasta la posición 48. Con el mismo ejercicio Alemania pasa de la posición 24 (general) a la 47 (solo jóvenes -30 años), y España de la 36 (general) a la 55 (solo jóvenes -30 años).
El fenómeno amerita una reflexión sobre expectativas juveniles, bienestar y programas gubernamentales. Más a la luz de que la economía, la esperanza de vida, los derechos y libertades, la salud, la eficiencia de los gobiernos y el apoyo social parecerían estar en niveles elevados en estas naciones.
El estudio intenta dar pistas y ahonda sobre el impacto que ha generado en las sociedades nacionales fenómenos como el encierro por el Covid-19, la guerra en Ucrania, los conflictos Israel-Palestina y sus efectos en el estado de ánimo de los más jóvenes. Aparentemente, la incertidumbre global fortalece la burbuja de estrés y los jóvenes son el segmento más sensible a dicha crisis.
Sin embargo, en México parece estar ocurriendo el fenómeno opuesto. A pesar de ser una nación que sorteó significativamente mal la crisis sanitaria por Covid-19, nuestro país escaló desde la medición previa 11 posiciones en el ranking, ubicándose ahora en el lugar 25 global y superando por primera vez a Costa Rica. México es hoy el país más feliz de América Latina, seguido en la posición 26 por Uruguay, 33 El Salvador, Chile 38 y Panamá 39.
Al fondo del ranking latinoamericano, Colombia está en la posición 78 y Venezuela en la 79. Al fondo del ranking mundial están Lesoto (141), Líbano (142) y Afganistán (143).
Pero lo más significativo es que no son los jóvenes mexicanos los que están perdiendo felicidad, sino los adultos mayores. En México, el segmento de 60 y más se declara de manera relevante menos feliz y, considerando sólo este subgrupo, el país se ubicaría en la posición 33 del ranking, a 8 lugares de la posición promedio (25), y a 11 de lo declarado por los jóvenes (posición 22 global considerando solo a menores de 30).
Este contraste también amerita una reflexión desde lo público, a la luz de los apoyos que la federación brinda mediante la Pensión para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores. La pensión aumentó 25% el año pasado, pasando a cuatro mil 800 pesos bimestrales y cerrando con un padrón de beneficiarios de 11.1 millones de derechohabientes.
En el modelo explicativo parece haber más de una variable más allá de la eficacia-ineficacia de las transferencias directas. La confianza en el gobierno es un factor clave de felicidad de las naciones y pareciera que un componente importante de adultos mayores ha limitado gradualmente su respaldo a la actual administración.
El ingreso per cápita es otro elemento relevante. Un mayor ingreso per cápita se asocia con mayores niveles de felicidad y pareciera que las transferencias públicas están resultando insuficientes en un escenario de inflación sostenida.
Finalmente está el apoyo social. Las personas que se sienten integradas en una comunidad y apoyadas por sus amigos y familiares son más propensas a ser felices, pero todo indica que en México estamos relegando y olvidando a los abuelos. Esa no es una tarea federal, sino una urgente reacción de la sociedad en su conjunto. #OpiniónCoparmex