Artículo escrito por Rosa Marta Abascal, Vicepresidenta de Comunicación de Coparmex vía Reforma
Twitter: @rmabascal
Cuando analizamos las características de los candidatos que compiten por un puesto de elección popular para ejercer el voto a conciencia, uno de los temas que más nos preocupa y ocupa es elegir a una persona que nos ayude a garantizar el bien ser y bien estar de nuestras familias y de nosotros mismos.
Una de las misiones más importantes de quien ejerce el gobierno es proveer seguridad que a su vez asegura paz y certidumbre a los ciudadanos que gobierna. Estas condiciones nos permiten vivir en paz, salir de casa sin temor a no volver, confiar en que los seres queridos estarán sanos y salvos donde se encuentren, que las empresas tendrán condiciones para crecer y prestar sus servicios sin miedo a que haya un atraco o a que les cobren derecho de piso.
Sin embargo, la realidad en el tema de seguridad en México es dramática. Según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, la primera mitad del sexenio del actual Presidente tuvo un aumento de 9% en el número de delitos respecto a la última mitad del sexenio anterior.
En este sexenio van 6.8 millones de delitos denunciados, pero el 90% de los delitos no se denuncian por el tiempo que implica hacerlo, por desconfianza o mala actitud de la autoridad, por trámites difíciles o por miedo a la extorsión. Esto implica que en lo que va de la presente administración, 61.2 millones de delitos no han sido denunciados.
Esta avalancha de delitos ha impactado, según la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública, ENVIPE 2021, a 36.6 millones de hogares, provocado pérdidas por 277.7 millones de pesos (1.85% del PIB), de los cuales 33.3% fue gastado en medidas preventivas, el 2.4% en recuperación de la salud y el 64.3% por los perjuicios ocasionados. También, según la Encuesta Nacional de Victimización de Empresas 2020, ENVE, ha afectado al 30.5% de las empresas que han perdido 85,329 pesos en promedio por cada evento delictivo.
Hoy, se registran 5.5 mil delitos cada día (de los que son denunciados), cada día desaparecen 25 personas y 10 mujeres han sido asesinadas.
Lo que más llama la atención es que los cinco estados con mayor número de asesinatos por cada 100 mil habitantes tienen como denominador común que tuvieron elecciones a gobernador el año pasado, el estado era gobernado por otro partido y ahora son gobernados por Morena: Colima, Baja California, Michoacán, Zacatecas y Sonora. Y podemos sumar a Morelos, que sufre del mismo mal.
México se está desangrando. Solo este año, de enero a abril, han matado a 16,148 personas entre homicidios dolosos y culposos, 135 personas diarias, 135 familias que se han roto diariamente con consecuencias irreparables… y ¿dónde está la autoridad? ¿Dónde están los programas, los planes de contención y de prevención? ¿Dónde están los apoyos a las víctimas?
La inseguridad representa el mayor reto para el crecimiento de las empresas. De no corregir el rumbo de manera urgente, la inseguridad, los robos y las advertencias de viaje al país seguirán impactando de forma cada vez más desastrosa en la rentabilidad de las empresas mexicanas, quienes no solamente están dejando de percibir ingresos, sino que tienen que gastar en sistemas de seguridad que el Estado tendría que proveer con el recurso que recibe por el pago de impuestos.
¿Quién tendrá la sensibilidad de considerar que quienes estamos siendo afectados somos personas, con familias, que trabajamos en una empresa?…, ¿que cuando se afecta a una persona se afecta a todo su entorno?…, ¿que cada vida vale un infinito y que quienes se dedican a destruir vidas merecen cárcel y castigo en lugar de abrazos?
México se está desangrando… ¿Los afectados? Todos, empezando por los que menos tienen. ¿Quién será capaz de parar esta sangría? Trabajemos por la unidad en lo esencial y sembremos esperanza a través del desarrollo inclusivo, con una visión del México del futuro.
La autora es vicepresidenta de Comunicación de Coparmex.