Artículo de opinión escrito por Angel García-Lascurain Valero, Presidente de la Comisión Nacional de Negocios y Financiamiento de Coparmex | Vía @ElFinanciero_Mx
Twitter: @AngelGLascurain
De la manera como el nuevo gobierno aborde la vinculación con Estados Unidos dependerá en buena parte el nivel de crecimiento económico que logremos en los próximos años,
La actual coyuntura económica y geopolítica internacional ofrece a nuestro país una oportunidad histórica para impulsar su desarrollo. El alejamiento entre Estados Unidos y China y el reacomodo de las cadenas globales de producción y suministro, principalmente de bienes industriales, están impulsando un crecimiento de la inversión extranjera en México en el contexto del llamado nearshoring. La economía mundial se está reorganizando y México cuenta con ventajas competitivas muy importantes, tales como una posición geográfica privilegiada, una muy importante base industrial y una fuerza laboral competitiva y calificada, entre otras, que permiten aprovechar el proceso por medio del cual las compañías están buscando relocalizar sus operaciones a países cercanos a sus mercados de consumo, específicamente Estados Unidos.
El impulso del nearshoring es un tema estratégico para México, que se está analizando en diferentes foros empresariales, académicos y gubernamentales y debería formar parte de la planeación del desarrollo de la próxima administración en México, de cualquier partido. Se habla mucho sobre la necesidad de ampliar la capacidad energética del país, de mejorar la infraestructura, de preservar la estabilidad macroeconómica y de fortalecer el Estado de derecho como elementos esenciales para maximizar el beneficio del nearshoring. No obstante, existe un riesgo importante y creciente para México derivado del proceso electoral que se llevará a cabo en Estados Unidos en noviembre, en el cual nuestros vecinos elegirán a su nuevo presidente. Cada 12 años se alinean las elecciones de ambos países y en esta ocasión México ocupa un lugar destacado en los debates políticos.
La retórica del año electoral está aumentando paulatinamente de intensidad. Entre los sectores más conservadores de los republicanos se está viendo a México como un enemigo y una amenaza para su seguridad nacional, mientras que los demócratas endurecen cada vez más su postura respecto a la frontera. La tragedia que vive Estados Unidos por la crisis de los opioides, en buena medida impulsada por el fentanilo, así como el crecimiento de la inmigración a niveles históricos, impulsan estas posturas radicales. Los cruces fronterizos están en niveles récord, con alrededor de 10 mil personas cruzando la frontera diariamente en diciembre, según las autoridades de aquel país. Ello ha puesto una presión importante sobre el gobierno de Joe Biden.
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De acuerdo con encuestas citadas por la revista The Economist, sólo el 27% de los estadounidenses aprueba el manejo de la inmigración por parte del presidente, mientras que más del doble de ellos dicen confiar en Donald Trump para este tema. Ello ha impulsado a Biden a tomar una postura más severa, incluso ofreciendo recientemente el cierre de la frontera en el marco de una discusión presupuestaria en el Congreso. Por su parte, y a pesar de los problemas legales que enfrenta, Donald Trump ha venido consolidando su ventaja en las primarias republicanas para ser el candidato de ese partido. Es altamente probable que la competencia por la presidencia se dé nuevamente entre él y Biden. #OpiniónCoparmex