Artículo escrito por: Rodrigo Oria y Anaya, Presidente de la Comisión Nacional de Salud de Coparmex, vía El Financiero.
El presupuesto para salud presenta un incremento real de alrededor del 4.0 por ciento respecto al 2022, incremento que se queda muy corto para alcanzar a atender las necesidades actuales.
Durante los últimos meses de cada año, el Congreso tiene la responsabilidad de aprobar el Paquete Económico, que incluye el Presupuesto de Egresos de la Federación en donde se pueden ver cuáles son los rubros que prioriza la administración en materia.
El Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación (PPEF), fue presentado al Congreso a principios de septiembre. En materia de salud presenta un incremento real de alrededor del 4.0 por ciento respecto al 2022, incremento que se queda muy corto para alcanzar a atender las necesidades actuales de salud en un escenario pospandemia, pero también para atender las que se tenían previo a esta, lo que hará que fácilmente se diluya sin lograr avances significativos. Adicional a ello, es importante destacar que la inflación en materia de salud es tradicionalmente el doble de la inflación general, lo que implica que cada peso asignado alcanzará para menos.
En términos del PIB, el presupuesto equivale al 2.84, lo cual se mantiene por debajo de la recomendación de la OMS de destinar al menos el 6.0 por ciento del PIB a la salud. Los expertos señalan que el bajo nivel de financiamiento restringe los servicios de salud y obliga a decidir entre los niveles de atención.
Un punto particular al cual prestar atención es el desbalance que se continúa presentando en el gasto per cápita (pc), ya que, para la población sin seguridad social, que es la más desprotegida, se presenta una caída del 2.1 por ciento. En particular, la partida para medicamentos de la Secretaría de Salud presenta un recorte de casi el 47 por ciento y de igual manera, el programa IMSS Bienestar, que atiende a población rural y urbana de alta marginación en 19 estados y presenta un recorte de casi el 17 por ciento. Por el otro lado, las instituciones de seguridad social, IMSS, PEMEX e ISSSTE tienen incrementos en su gasto pc que van del 4.0 al 8.4 por ciento respectivamente. Los recortes afectan a los más vulnerables.
La inequidad intergeneracional continúa presentándose, particularmente en la asignación presupuestal a institutos nacionales, ya que el recurso se está enfocando a hospitales que atienden a adultos mayores y se está desprotegiendo a las nuevas generaciones: el Hospital Infantil y el Instituto Nacional de Pediatría son de los que mayores recortes sufren.
Otro tema de relevancia es el FONSABI, fondo del cual se continúan tomando recursos, pero no para atender a las enfermedades catastróficas. Los últimos datos con los que se cuentan (2020) señalan que ha caído el recurso utilizado para atender estos padecimientos y a partir del año 2021 ya no se han presentado reportes de los pacientes atendidos. Es de señalar que desde el año 2020 parte del presupuesto para salud ha provenido de este fondo, lo que lo convierte en un presupuesto con un financiamiento no sostenible. Desde 2004 México había hecho un pequeño ahorro para atender padecimientos que representaban gastos catastróficos para las familias sin seguridad social, pero con la extracción de recursos al Fondo se reduce la posibilidad de brindar atención en el tercer nivel, priorizando ejercer los recursos del propio fondo en el primer y segundo nivel de atención.
La baja inversión que se tiene en salud está llevando a tener que elegir entre uno u otro nivel de atención y la realidad pospandemia no es solo que se desviaron recursos para atenderla, recursos que eran muy necesarios para fortalecer el sistema de salud, sino que se generó un importante rezago en la atención de enfermedades crónicas como el cáncer, la diabetes, enfermedad renal o y también en la vacunación infantil. Todos estos rezagos se reflejarán en una mayor demanda de servicios y muchos de ellos serán gastos catastróficos.
Por otro lado, si bien se presenta un importante recorte en el presupuesto del Programa de Vacunación, este continúa siendo significativamente mayor al presupuesto del periodo prepandemia. Lo que no queda claro es cuánto será utilizado para subsanar el preocupante rezago que existe en el Programa Nacional de Vacunación Universal y cuánto para continuar adquiriendo vacunas Covid-19.
Desde Coparmex consideramos que se debe aumentar el presupuesto al Sector Salud; nuestro país es el que menos gasta en salud entre los países de la OCDE y esto limita las posibilidades para tratar de manera eficiente a los pacientes y de aspirar a una verdadera cobertura universal. #OpiniónCoparmex