Artículo escrito por Rocío Aguiar, Presidenta Nacional de EmpresariosJóvenes Coparmex de vía Excélsior
Twitter: @Rocio_Aguiar
En un rol de liderazgo, se trata de servir a los demás, no de servirse a uno mismo.
Las personas en puestos de liderazgo influimos en los entornos. Ya sea positiva o negativamente, influimos, y esto sin duda conlleva una gran responsabilidad en el ser y el actuar hacia uno mismo y hacia los demás.
Servir, no servirse. No existe acción pequeña cuando se trata de servir a los demás… ¡cada paso cuenta! Sin embargo, cuando los liderazgos no logran poner primero los intereses de los demás y ponen primero sus intereses personales a la hora de liderar, entonces tenemos liderazgos que están usando el rol o la posición más para servirse a ellos mismos, que servir a su gente.
Es momento de que este país empiece a creer que el liderazgo de servicio hacia un bien común y hacia un bien mayor, es posible. Esto aplica en todos los ámbitos: empresas, gobierno, academia y sociedad. Sólo cuando creamos que es posible, dejaremos de conformarnos con aquellos liderazgos que no son así. Pero, sobre todo, podemos ser nosotros mismos esas personas que den el ejemplo de un liderazgo que sabe jugar en equipo, que sabe ser influyente y, sobre todo, que demuestre que realmente se está actuando por metas y propósitos de beneficio común y que no son para “unos cuantos”.
Aplaudamos los resultados, no las fotos. Ya no es momento de liderazgos, públicos o privados, de muchas fotos, pero pocos resultados. Ya es momento de aplaudir sólo los resultados concretos, tangibles y medibles.
No sólo de aplaudirlos, de exigirlos. A toda la ciudadanía, pero especialmente a la juventud, nos corresponde tener ojo crítico hacia los liderazgos en nuestras ciudades, países y entornos. Impulsar que el liderazgo sea reconocido por las razones adecuadas: su impacto.
Ya no es momento de que a la ciudadanía se le haga creer que se está haciendo mucho, porque llenamos las redes sociales de discursos y eventos, eventos que en muchas ocasiones se quedan en eso y no tienen trascendencia con hechos. Necesitamos acciones concretas, claras y a largo plazo para el desarrollo de México, sus ciudadanos, sus empresas y su gobierno.
Veamos el liderazgo y el servicio que nos toque vivir, como un eslabón de algo más grande que uno mismo, y que nos toca dejar un legado, para que otros más construyan.
Cambio de era. Ya no es la era del liderazgo opresor y autoritario, es momento del liderazgo inspirador. No es el momento del “líder” de antes, a quien se le visualizaba como “el dueño de la tierra y de la gente y hace lo que quiere”. El tiempo de eso ya pasó, y a nosotros nos corresponde que eso quede atrás. Es momento del liderazgo que nos lleva a hacer realidad aspectos positivos y colectivos que antes ni siquiera se habían conceptualizado.
A la juventud y sus liderazgos nos toca lo mismo y más. No podemos ser lo que tanto hemos criticado. Nos toca mucho, nos toca cambiar las reglas del juego, redefinir el concepto. Nos toca ser críticos en los estilos de liderazgo que quieren aparentar más que construir, ser formativos hacia nuestros colegas, pares, instituciones, colaboradores y ciudadanía en general. No aplaudir lo hueco, ni los liderazgos egocentristas. Enseñar que hay otros caminos… ¿Cómo?… con el ejemplo. Prepararnos y preparar a otros.
Hace falta reflexión y preparación. Cuidado, hace falta reflexión. Hay que tener claridad en los propósitos colectivos que nos corresponden en los puestos de liderazgo. Un auténtico liderazgo busca transformar el entorno para crear algo mejor para la gente. Actuar con un sentido de propósito y de entorno… no del “yo, yo, yo”.
¿Y, cómo vamos a lograrlo? Empecemos por ser críticos en la conversación. No podemos tener liderazgos de muchas fotos y pocos resultados y, hay que decirlo, no podemos tener liderazgos que no sepan unir fuerzas y trabajar en equipo. Profundicemos en las conversaciones y los contextos sin temor. Cuando profundizamos una conversación, expandimos la conciencia y el entendimiento de los involucrados. Todos podemos y debemos hacer algo para cambiar esta realidad. Comencemos con la reflexión y el entendimiento, que al entendimiento le siguen los hechos.
Un liderazgo hoy, debe tener claros los propósitos colectivos y ser transparente al perseguirlos y comunicarlos, de esta forma, todos podrán mirar al mismo lugar en el que se encuentra la meta y sumar juntos como ciudadanos, empresa, país.