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Se inicia un cambio del ciclo económico en el mundo

Artículo de opinión escrito por Benito Solis, Presidente del Comité de Propuesta Económica de Coparmex | Vía: @ElFinanciero_Mx

Cada vez es más claro que se inicia un cambio en el ciclo político y económico, el cual se inició a partir de la caída del Muro de Berlín, en noviembre de 1989.

Este país mantiene una gran estabilidad, tanto política como económica, basado en su principio político externo de neutralidad, en una presidencia acotada con limitados poderes y en su equilibrio de finanzas públicas. Sin embargo, esto no es así en la mayoría de los países europeos. En Alemania, el partido de derecha gana mayoría en las pasadas elecciones, al ofrecer acabar con la inmigración e incluso sacar a los extranjeros del país. Por otro lado, el pasado fin de semana los partidos de extrema derecha y de extrema izquierda superaron en las elecciones en primera vuelta en Francia al partido del presidente Macron, identificado con el centro. Él ha tratado de equilibrar las finanzas públicas y mantener la economía abierta al comercio, así como dar apoyo a la Unión Europea. En otras partes también los extremos alcanzan la mayoría legislativa en las elecciones, como es en la India.

Cada vez es más claro que se inicia un cambio en el ciclo político y económico, el cual se inició a partir de la caída del Muro de Berlín, en noviembre de 1989. Durante varias décadas previas se tuvo una lucha ideológica e incluso militar para definir cuál sistema económico lograba el mayor beneficio para los países. Por un lado, estaba el llamado sistema de planeación central, en el cual el gobierno definía qué producir, cómo producirlo y cuándo, con qué recursos hacerlo y cómo distribuirlo, siendo una de su principal característica la supresión de la propiedad privada. Por otro lado, estaba el sistema de precios o de mercado, en el cual, los movimientos de los precios servían de indicación para el funcionamiento del sistema productivo.

Al final de la Segunda Guerra Mundial, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), encabezada por Rusia, se quedó con el control político y económico de los países de Europa Oriental, en donde aplicó el sistema económico de planeación central, lo que también ocurrió en Cuba y en Corea del Norte. Durante décadas se debatió cuál de los dos esquemas era mejor, discusión que terminó con la caída del Muro de Berlín y la reunificación de las dos partes de Alemania, en donde se pudo constatar que el sistema de mercado era más productivo, lograba mayor desarrollo de los países y propiciaba un nivel de vida más elevado para su población que el esquema de planeación central. Con relación a este evento, Francis Fukuyama escribió su conocido libro titulado el Fin de la Historia, donde presenta su hipótesis de que la historia es una lucha de ideologías y de guerras, las cuales terminan con el fin del comunismo y se inicia un mundo basado en la democracia liberal y el sistema de mercado.

Una característica de esa nueva etapa fue la globalización, una reducción importante en los costos de producción y un aumento en los niveles de vida de la mayoría de las personas. Las estadísticas confirman que en las últimas décadas se ha logrado el mayor desarrollo de la humanidad, así como la mayor caída en la pobreza.

Las nuevas generaciones no conocieron las grandes crisis económicas y financieras anteriores, pero sí ven los problemas actuales, por lo cual consideran que es necesario realizar cambios en el entorno actual. Por lo mismo están dispuestas a apoyar diversas propuestas políticas y económicas, lo que se refleja en las distintas elecciones. Algunas de las propuestas son positivas, pero otras tienen costos que no siempre se identifican de manera fácil. Por ejemplo, cerrar los países al comercio internacional para elevar el empleo y los salarios, como se propone en varios países, incluido Estados Unidos. Su costo es elevar los precios de los productos, reducir las exportaciones y eventualmente tener más inflación y más desempleo, como sucede en Inglaterra después del Brexit. Otra medida popular es reducir o incluso revertir la inmigración, para que la población tenga más empleos, pero se ignora que no habrá suficientes trabajadores, por lo que se tienen sectores con escasez de personal y de menor producción. En resumen, parece que se inicia un nuevo ciclo económico en el mundo, que revertirá varios de los beneficios logrados en las pasadas décadas.

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