- Condenamos el asesinato de dos Jesuitas y un guía de turistas en Chihuahua.
- Pedimos al Gobierno no sólo esclarecer los crímenes, sino a poner fin a la impunidad.
- Es urgente construir la paz entre todos; los mexicanos tenemos derecho a vivir en un país seguro.
Desde la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) expresamos nuestra solidaridad con la comunidad Jesuita de México y del mundo y con los pobladores de Cerocahui, Chihuahua, tras el asesinato de los padres Javier Campos Morales y Joaquín Mora Salazar, víctimas de la violencia irracional y dolorosa que azota a nuestro país.
Manifestamos nuestra indignación y condenamos el crimen contra los sacerdotes Javier y Joaquín, quienes por más de 40 años -y hasta el día de su muerte- realizaron una invaluable labor social y humana en la Sierra Tarahumara. Exigimos que sus homicidios, el del guía de turistas Pedro Eliodoro Palma, y el de miles de mexicanos que pierden la vida diariamente a consecuencia de la violencia, sean esclarecidos y castigados.
Las comunidades indígenas y de todo el país, deben dejar de sufrir el creciente acoso, el amedrentamiento por parte de las organizaciones criminales y de individuos que cobijados en la ausencia de justicia y amparados en la impunidad, asesinan, extorsionan, secuestran y rompen con la paz familiar, social, educativa y económica del país en todas sus regiones.
La construcción de un México seguro y en paz, es una tarea que todos debemos asumir con responsabilidad y compromiso desde los distintos sectores de la sociedad; por ello, desde Coparmex expresamos nuestra total disposición para proponer y trabajar de la mano con las autoridades de todos los niveles de gobierno para construir juntos la paz que México reclama.
Hacemos un enérgico llamado a los gobiernos municipales, estatales y el Federal, para que exista coordinación y se esclarezcan los hechos de violencia, se castigue a los responsables y se trabaje para lograr las condiciones que nos permitan a todos los mexicanos salir de las situaciones de violencia que no nos permiten tener una vida plena, con paz y tranquilidad.
Coincidimos con lo expresado por su Santidad, el Papa Francisco, al referirse al asesinato en México de los religiosos Jesuitas: “la violencia no resuelve problemas, sino que solo aumenta los sufrimientos innecesarios” y consideramos que, pese a la creciente inseguridad, aún estamos a tiempo de trabajar, de manera coordinada, autoridades y sociedad, para lograr la paz en nuestro país.