
Artículo de Opinión escrito por Jaleyna De la Peña, Consejera Delegada para los Derechos Humanos de Coparmex | Vía: @MundoEjecutivo
Cada 30 de abril, México se llena de sonrisas, juegos y celebraciones. El Día del Niño no solo es una fecha festiva; es una oportunidad para reflexionar sobre la infancia en nuestro país y sobre el deber colectivo que tenemos de garantizar que cada niña y cada niño vivan plenamente sus derechos.
México es un país joven: uno de cada tres mexicanos es menor de 18 años. Esta cifra no solo revela el tamaño de nuestra responsabilidad, sino también el inmenso potencial que tenemos en nuestras manos. La infancia mexicana es el motor que impulsará los cambios que necesitamos como nación; pero, para que esa transformación ocurra, debemos asegurarnos de que cada niño y cada niña crezcan en un entorno que les permita desarrollar al máximo sus capacidades.
No podemos hablar de crecimiento económico ni de bienestar social si dejamos de lado a la infancia. La pobreza, la violencia, el acceso desigual a la educación, la falta de oportunidades de desarrollo y el trabajo infantil son heridas abiertas que requieren una acción decidida y constante. En COPARMEX, estamos convencidos de que no puede haber desarrollo económico sostenible sin un compromiso genuino con el desarrollo social. La infancia no puede ser un tema marginal; debe ser el eje de nuestras acciones y decisiones.
En este contexto, quiero compartirles con gran orgullo que hace unas semanas renovamos nuestra alianza estratégica con UNICEF México. Esta alianza no fue un acto protocolario, sino la cristalización de una visión que hemos trabajado con esfuerzo: la convicción de que las empresas tienen una responsabilidad irrenunciable con los derechos humanos, especialmente con los de aquellos que no siempre tienen voz: las niñas, los niños y los adolescentes.
Cuando iniciamos este camino, nos hicimos una pregunta esencial: ¿cómo puede el sector privado ser un agente real de cambio en la vida de las infancias mexicanas? La respuesta fue clara: a través de la acción colectiva, de la suma de voluntades y del entendimiento profundo de que el bienestar de la infancia es inseparable del bienestar del país.
Nuestra alianza con UNICEF se basa en cuatro pilares estratégicos:
- Promoción de políticas orientadas a la familia en los espacios laborales, para que madres, padres y cuidadores puedan equilibrar su vida laboral y familiar de manera digna.
- Impulso a la educación dual, al desarrollo de habilidades para la vida y a la formación en áreas STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), preparando a las nuevas generaciones para los desafíos del mundo actual y futuro.
- Prevención de la violencia a través de la crianza positiva, bajo el proyecto “La paz comienza en casa”, porque sabemos que entornos seguros y amorosos son la mejor garantía de una infancia sana.
- Atención oportuna a emergencias que impactan a la infancia, reafirmando que, en situaciones de crisis, las niñas y los niños deben ser prioridad.
Estos compromisos no son promesas al viento; son pasos concretos hacia un México más justo, donde la infancia no sea solo celebrada un día al año, sino protegida y promovida todos los días.
Porque no basta con imaginar un México mejor; tenemos que construirlo desde ahora, y eso comienza garantizando que cada niña y cada niño tengan acceso a educación de calidad, a entornos seguros, a una vida libre de violencia y a oportunidades reales de desarrollo.
En COPARMEX, reafirmamos nuestra convicción: no hay espacio para la indiferencia. Nuestro propósito es claro: trabajar todos los días para que cada centro empresarial, cada colaborador y cada acción que emprendamos sea un faro de protección y promoción de los derechos de la infancia. Solo así lograremos construir una sola COPARMEX, un solo México, un México donde las sonrisas de nuestras niñas y niños sean el reflejo de un presente justo y de un futuro lleno de esperanza.
Hoy celebramos su alegría, pero también renovamos nuestro compromiso con su dignidad.