
Artículo de Opinión escrito por Juan José Sierra Álvarez, Presidente Nacional de COPARMEX | Vía:@El_Universal_Mx
Después del primer informe de la Presidenta Claudia Sheinbaum, corresponde desde Coparmex hacer un balance para reconocer lo que funciona, señalar los retrocesos y proponer lo que urge cambiar. México necesita claridad y rumbo; la sociedad exige soluciones efectivas y, para ello, es importante que haya un diálogo social en el que participemos empresarios, representantes de los trabajadores, organizaciones de la sociedad civil organizada, académicos y los integrantes del Poder Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial.
Es cierto, hay avances concretos que merecen reconocimiento. La presidenta inició su gestión enfrentando de manera renovada el reto de la seguridad. Aunque la violencia no ha cesado, se percibe voluntad de atenderla con personal más preparado y estrategias distintas. Algunos índices delictivos van a la baja, lo que es alentador. Sin embargo, persisten fenómenos que afectan la vida de las familias y de las empresas: las desapariciones forzosas siguen siendo una herida abierta; el robo de carga en carreteras, ferrocarriles y puertos eleva costos logísticos y vulnera cadenas de suministro; y la extorsión continúa como una amenaza crítica.
En lo económico, destaca el Plan México y el Consejo Asesor, que reflejan apertura al diálogo empresarial y permiten mayor participación privada en sectores estratégicos como el energético. A nivel internacional, la capacidad de mantener puentes de negociación con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, evitó afectaciones arancelarias mayores y fortaleció la competitividad regional frente a riesgos de incumplimiento del T-MEC. El Plan Pemex 2025-2030, que contempla apertura a inversión privada y reingeniería financiera, también apunta en la dirección correcta: la meta de alcanzar autosuficiencia en 2027.
En el ámbito laboral, reconocemos el valor del diálogo tripartito. El salario mínimo 2025 se acordó en la Conasami con un aumento del 12%, alcanzando el 90% de la línea de bienestar familiar, mientras que en la frontera ya se superó este nivel desde 2022. Estos logros explican en buena medida la reducción de la pobreza a través de mayores ingresos.
Pero también hay retrocesos innegables. La reforma judicial que llevó a la elección de Jueces, Magistrados y Ministros evidenció graves deficiencias: apenas participó el 13% del padrón y más del 16% de las boletas resultaron inválidas o extraviadas. A ello se suma la desaparición de organismos autónomos, que concentra poder en el Ejecutivo y erosiona el Estado de Derecho.
Después de la resolución judicial, se aproxima un desafío igualmente importante: la reforma electoral. Desde Coparmex resaltamos que esta reforma no debe ser utilizada como un medio para debilitar al INE. Cualquier medida que comprometa su autonomía, que altere la representación proporcional o que limite la pluralidad política, representará un retroceso en la democracia, no un avance. En estos momentos, México requiere estabilidad y certeza, no más incertidumbre.
Tenemos desafíos económicos que urge atender. La inversión fija bruta acumuló nueve meses de caídas; el ánimo de invertir entre socios de Coparmex descendió 12.8 puntos al cierre de 2024, llegando a 38.3%, nivel comparable al de la pandemia. En materia laboral, la creación de empleos muestra desaceleración: en agosto se acumularon cuatro meses con disminuciones y los registros patronales sumaron 1 millón 39 mil 467, con una caída anual de 2.9%.
La corrupción sigue sin combatirse de manera efectiva. La impunidad mina la confianza y envía la señal de que nada cambia. En salud, 34.2% de la población, es decir 44.5 millones de personas, carece de servicios médicos, mientras el desabasto de medicamentos permanece.
Frente a este panorama, también hay oportunidades. La revisión del T-MEC en 2026 puede consolidar el nearshoring y atraer inversiones estratégicas. Pero para que esa oportunidad se materialice, México debe garantizar tres condiciones: seguridad, energía y certeza jurídica.
De cara al futuro inmediato consideramos que el mejor programa social es el empleo formal. Ahí está la clave para reducir la pobreza, garantizar estabilidad y fortalecer la cohesión social. Para lograrlo, debemos asegurar condiciones para la inversión, salarios dignos y productividad.
Hoy México tiene la oportunidad de corregir retrocesos y consolidar avances. El reto no es menor: requiere un Estado de Derecho sólido, instituciones fuertes, combate real a la corrupción, inversión en salud y educación de calidad, así como diálogo permanente entre Gobierno, Empresarios y Trabajadores. Ese es el camino para alcanzar seguridad, justicia social y un desarrollo inclusivo.
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