El Plan Nacional de Desarrollo 2019 – 2024 (PND) presentado el 30 de abril ante la Cámara de Diputados dista aún de ser el documento que México necesita. En él, se establece un diagnóstico repleto de culpas y de dogmas, con lo que termina siendo un documento sin rigor técnico, con algunas buenas intenciones, pero sin una ruta clara sobre cómo conseguirlas.
Nuestro país necesita un plan a la altura de las circunstancias. Un documento que plantee claramente cuáles serán las metas, los indicadores y las estrategias que deberán guiar a todas y cada una de las políticas públicas de este sexenio, para construir el México que necesitamos.
El rol de la Cámara de Diputados en esta tarea es fundamental. Su contribución para la conformación de un PND robusto y convincente no puede ser un mero trámite. Es urgente que se definan parámetros más rigurosos para este documento, pues sólo así se marcará la pauta para los importantes programas sectoriales que de él se deriven.
Responsabilidad de la Cámara de Diputados
De acuerdo con la Ley de Planeación, las y los diputados tienen un plazo máximo de dos meses para aprobar el PND una vez que fue recibido. Como parte de los espacios de consulta para enriquecer dicho Plan, a partir de esta semana comenzarán los foros de parlamento abierto en la Cámara de Diputados y en diversas ciudades del país.
Estos ejercicios son un espacio idóneo para escuchar las inquietudes de las organizaciones de la sociedad civil, la academia, los diferentes sectores económicos, y la ciudadanía en general. Son una oportunidad para enmendar las deficiencias del Plan propuesto y construirlo de la mano con la sociedad.
Deficiencias del PND
En Coparmex, consideramos que deben reconsiderarse diferentes planteamientos del PND. Esto, con la finalidad de abonar efectivamente al crecimiento, la competitividad, la seguridad, y el desarrollo incluyente de México.
En el tema de seguridad, no existen planes concretos, ni una visión realista sobre las metas establecidas y la metodología con la que serán medidos los avances. Por un lado, se plantean objetivos fuera de toda proporción, como disminuir en un millón el número de delitos al año, cuando la tendencia observada es al alza. Por el otro, no existen programas ni acciones para la prevención de la violencia, para la coordinación de estrategias entre los tres órdenes de gobierno, o para recuperar y dignificar los centros penitenciarios.
En materia de combate a la pobreza, la propuesta también presenta deficiencias. En primer lugar, no se explica cómo se van a reducir las carencias sociales que padece la población. En segundo lugar, las metas planteadas no son realistas, pues se contempla sacar de la pobreza a 20 millones de mexicanos, cuando por el contrario, de 2010 a 2016 ingresaron 605 mil más. En lo que respecta a la meta de pobreza extrema, un millón de personas tendrían que dejar esta condición anualmente, casi el doble de lo registrado de 2010 a 2016.
En el tema de educación, resulta preocupante que el único indicador propuesto sea el número de alumnos que egresan de un determinado nivel, y no se contemple alguna mejora en la evaluación sobre el desempeño académico de los estudiantes. Aunado a esto, ninguna de las estrategias que se plantean explica cómo se incidirá de forma positiva en la calidad educativa de nuestros niños y jóvenes.
Respecto a la generación de empleo, la información que se toma como base para el indicador de nuevos empleos formales es errónea. Se establece, además, una meta de 2 millones de empleos nuevos formales al finalizar el sexenio, una cifra considerablemente alta, y que nunca antes se ha registrado en el país. La reducción de la población en la informalidad en apenas 2.13% parece una cifra bastante conservadora para lo que necesita nuestra economía.
También, en materia económica, el objetivo expresado en el PND de un crecimiento económico de 6% para 2024 resulta imposible si no se acompaña de políticas públicas sólidas, con metas y estrategias claras. Se plantea una meta muy baja respecto a la productividad laboral, con un crecimiento sexenal de 1.4%, insuficiente para el país. Por el contrario, la meta de 25% del PIB establecida para la inversión productiva, no resulta consistente con la información disponible, especialmente con la tendencia a la baja de la inversión pública observada desde la crisis financiera global de 2008. Tal cual fue presentado, el PND no incluye acciones concretas que den certeza sobre el rumbo que se va a tomar, ni que incentiven la inversión en el país.
Además de estos temas, resulta alarmante que, en áreas como la desigualdad de género, a pesar de ser uno de los tres ejes transversales del Plan, no se tenga un indicador al respecto. Así mismo, temas como ciencia y tecnología, no cuentan con estrategias, objetivos, ni indicadores propuestos.
En resumen, el PND necesita una cirugía mayor. Las definiciones de cómo se van a alcanzar las metas planteadas son inexistentes. Es inaceptable que el documento más importante de la administración pública federal deje en el olvido temas tan importantes, y que, además carezca de un contenido más serio y técnico.
En Coparmex, hacemos un llamado para tener un PND consistente con la visión transformadora que se tiene para el país. Los cambios que se necesitan son muchos y son sustanciales. Solicitamos respetuosamente a la Cámara de Diputados, revisar a profundidad, y con independencia, el Plan que les fue enviado por el Ejecutivo.
Tienen en sus manos la responsabilidad de aprobar un solo documento que dé certidumbre, y abone a la rendición de cuentas y a la sana convivencia entre poderes. Su contribución permitirá que se incorporen los grandes temas ausentes y que se incluyan indicadores de medición, estrategias claras y metas viables.
Confiamos que, para antes del 30 de junio, con la labor de las y los diputados, tendremos un Plan Nacional de Desarrollo 2019 – 2024 acorde con la visión de país que compartimos. Un plan ambicioso y al mismo tiempo factible, construido a partir del diálogo, la experiencia y los acuerdos.
El país y las próximas generaciones lo agradecerán.