Artículo escrito por Gerardo Trejo Veytia, Secretario General de Coparmex vía El Universal
Twitter: @gerardo_trejo_v
Urge simplificarle la vida a los emprendedores; hoy en México es muy complicado iniciar y operar un negocio formal. Existen infinidad de regulaciones municipales, estatales y federales. Llevamos muchos años escuchando a nuestros gobernantes reconociendo el problema y anunciando programas de simplificación, pero en la realidad cada día es más complicado cumplir con todo el entramado burocrático regulatorio.
El programa #AlertaRegulatoria de Coparmex ha detectado solo a nivel federal 345 proyectos regulatorios en lo que va del año (17 por semana), 45 de ellos implican costos económicos y/o sociales.
A quien más afecta el exceso de trámites es a los jóvenes que buscan empleo o deciden iniciar un negocio, y a las pequeñas empresas, ya que normalmente es el emprendedor o dueño quien atiende directamente todos los requerimientos regulatorios, en lugar de concentrarse en innovar y diseñar buenos productos y servicios para competir con éxito en el mercado.
Unos de los problemas estructurales de la economía mexicana son las altas tasas de informalidad, que se explican en parte por la sobrerregulación y tramitología. Cerca del 60% de las personas ocupadas son informales y generan el 23% del producto interno bruto (PIB), mientras alrededor del 40% están en la formalidad y contribuyen con el 77% del PIB; es decir, que la productividad en la formalidad es tres veces mayor. Además, en la formalidad se accede a prestaciones sociales y a una pensión para el retiro, indispensables para alcanzar un desarrollo inclusivo. El mejor programa social de combate a la pobreza es generar las condiciones para la creación de más empleos formales bien pagados. Urge simplificar la formalidad para que la economía crezca y se multipliquen los empleos formales.
En México el 99.7% de las empresas son micro y pequeñas (Mypymes) y solo existen alrededor de 14,000 empresas grandes, lo que representa el 0.3%. Una de las razones es lo complejo que resulta el marco regulatorio para la apertura y operación de las empresas en nuestro país, lo que dificulta que se consoliden y puedan crecer. La regulación debe ir acorde a esta realidad.
Enfrentamos un escenario económico complicado por la pandemia, con la interrupción de algunas cadenas de suministro, sumado a las afectaciones de la guerra en Ucrania, que encareció los precios de los energéticos, granos y fertilizantes, además de los nuevos confinamientos en China. No es momento de complicarle más la vida a los emprendedores, con nuevas regulaciones como la carta porte al transporte o los nuevos requisitos para hacer deducibles los recibos de nómina, por mencionar solo algunos.
Urge implementar una veda regulatoria y declarar en la medida de lo posible treguas administrativas a nivel local y federal, en tanto se realiza una simplificación y reingeniería integral del marco regulatorio. Necesitamos una regulación inteligente: clara, sencilla, cumplible, estable y no discrecional. Hay que facilitar el emprendimiento y la generación de empleos formales bien pagados.