Este es ya el sexenio más violento de la historia de nuestro País.
Se han rebasado los 156 mil asesinatos desde diciembre de 2018 a la fecha, un récord muy doloroso. Pero no sólo eso, como lo dijimos en COPARMEX hace unos meses, durante 2022, 67 mil 318 mujeres fueron víctimas de lesiones dolosas, la cifra anual más alta desde que se tiene registro.
Queda claro que, aunque debe ser una de sus máximas prioridades, no todo es responsabilidad del gobierno; la violencia es un problema social, por lo tanto, todos tenemos mucho qué hacer para frenarla de una vez por todas.
Urge que los mexicanos podamos vivir y desarrollar nuestras actividades en paz. No podemos tolerar más la situación en la que nos encontramos.
La impunidad, una constante que incentiva la violencia
El asesinato, hace un año, de los padres jesuitas Javier Campos y Joaquín Mora en la Sierra Tarahumara es un caso de homicidio que se suma a la larga lista del común de mártires inocentes que han perdido la vida en el territorio nacional.
Los atentados y asesinatos de periodistas son una muestra de las capacidades de la delincuencia que no tiene límites; que pretende, y en decenas de casos ha logrado, arrebatar la voz, la pluma y la inteligencia a cientos de periodistas que con su trabajo solo buscan informarnos y transmitir la verdad.
Los ataques contra jueces son inaceptables y aún más, que pasen años y no haya detenidos ni sentenciados.
Miles de personas siguen desapareciendo cada año. Más de 105 mil se consideraban desaparecidas desde 2006 y hasta el mes de septiembre de 2022 según el Informe Mundial 2023 de la organización Human Rights Watch. El común denominador en estos casos es la impunidad.
El mismo reporte indica que cerca del 90% de los delitos nunca se denuncian, una tercera parte de los delitos denunciados nunca se investigan y menos del 16% de las investigaciones se resuelven. Es decir, las autoridades resolvieron poco más del 1% de todos los delitos cometidos en 2021. Esto representa que las puertas están abiertas de par en par para los delincuentes, es prácticamente nula la posibilidad de que sean sancionados por el daño que provocan.
¿Qué hacer?
Es evidente, las autoridades están rebasadas, es momento de ajustar la estrategia y profundizar la inteligencia. Los ajustes a la estrategia no deben ser sólo policiales, deben ser sensibles y sociales. Por eso, dialogaremos el 3 de julio en Guadalajara en el Encuentro entre Obispos y Empresarios convocado por la Conferencia del Episcopado Mexicano para enriquecer una propuesta común, para complementarnos con nuestras diversas perspectivas y crear un frente unido.
También tendrá lugar el Diálogo Nacional por la Paz, del 21 al 23 de septiembre en la Universidad Iberoamericana de Puebla convocado por los Jesuitas en México con el objetivo de elaborar una agenda que articule las iniciativas locales de paz y replique los casos de éxito que han permitido recobrar la armonía, a partir de recuperar las comunidades y las familias.
El llamado de COPARMEX
Recientemente los responsables de los 68 centros empresariales que tiene COPARMEX en todo el país, nos reunimos en la Sierra Tarahumara y ahí con las comunidades Rarámuris aprendimos sobre su cultura, que enseña el valor del respeto a lo divino, a lo humano y a lo natural como parte de un todo armónico; pero también nos permitió palpar que la omisión e indiferencia deben cesar, no por decreto, sino por humanidad.
Frenar la violencia pasa por fomentar la cultura del respeto al otro; hoy, por desgracia la educación pública se ha despojado de ello y del civismo para la correcta formación de ciudadanos. También, hace falta sumar acciones solidarias para que el piso se haga parejo en todas las regiones del país, solo así las oportunidades podrán llegar a todos.
Por ello, hoy hacemos un llamado por la justicia y por la paz en todo México. Llamamos a que, en cada rincón del territorio nacional, los gobiernos locales, estatales y el federal, generen las condiciones necesarias de forma integral para construir la paz, para garantizar la seguridad y la justicia para todos.
Pensar que solo es cuestión de más policías y equipamiento es tener la vista muy corta y enfocarse en reaccionar. Terminar con la violencia y la inseguridad requiere que todos seamos promotores de la justicia y la paz; comencemos por nuestra familia, por la escuela, por la empresa, por los sindicatos, las organizaciones de la sociedad civil.
El gobierno debe cesar en la polarización que genera odio, resentimientos y violencia; más ahora que se ha anticipado el arranque del proceso electoral 2024; construyamos diálogo, cercanía y confianza para reconstruir el tejido social. Exigimos a las autoridades hacerlo juntos.
Desde COPARMEX refrendamos nuestro compromiso a través de acciones muy puntuales:
- La inversión en proyectos de desarrollo, de la mano con las comunidades urbanas y rurales.
- La participación empresarial, con una visión propositiva, en los consejos de seguridad pública municipales y estatales.
- El impulso a organizaciones que trabajan en la construcción de la justicia y de la paz.
- Respaldamos estrategias orientadas a que la cifra negra del delito que supera el 93% descienda gracias a la cultura de la denuncia.
- Promovemos que exista una correcta impartición de justicia: No más presos sin sentencia, no más víctimas sin reparación del daño; no más cárceles sin readaptación.
Decimos “sí” a un sistema de prevención integral contra la violencia, el delito y las adicciones que comprenda todo el sistema educativo, que esté presente en los programas sociales, que tenga resonancia en las empresas.
Ha llegado el tiempo de actuar. Es preciso que se consolide un verdadero Estado de Derecho; que, en toda nuestra patria, los Derechos Humanos establecidos en la Constitución sean respetados y cumplidos para que tome vida el México con justicia y paz que todos anhelamos. En esa tarea, los empresarios de México seremos promotores y actores activos. ¡Vamos juntos, sin que nadie se quede atrás! Nadie es mejor que todos juntos.