Artículo de opinión escrito por Ángel García Lascurain, Presidente de nuestra Comisión Nacional de Negocios y Financiamiento
Twitter: @AngelGLascurain
En días recientes, el INEGI dio a conocer la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares 2022 (ENIGH), la cual proporciona un panorama estadístico del comportamiento de los ingresos y gastos de los hogares en cuanto a su monto, procedencia y distribución. Por su parte, el Coneval presentó las estimaciones de pobreza multidimensional 2022, la cual mide temas muy específicos tales como el rezago educativo, el acceso a servicios de salud, de seguridad social, de calidad y espacios de la vivienda, de acceso a los servicios básicos en la vivienda y de acceso a la alimentación.
Los resultados permiten analizar la evolución social y económica de nuestro país en los últimos años y verificar el impacto de las políticas públicas implementadas por la actual administración. Por un lado, se observa para 2022 una recuperación importante del ingreso corriente promedio total trimestral por hogar del 11.0 por ciento respecto al 2020. Este incremento está relacionado en buena medida con la caída observada en los ingresos como consecuencia de la pandemia de Covid-19 (entre 2018 y 2020, la caída del ingreso corriente promedio fue de -4.7 por ciento). No obstante, el incremento respecto al 2018 fue del 4.6 por ciento. Refleja el impacto de varios factores, principalmente de un crecimiento económico que ha sido más elevado al esperado en la etapa de la pospandemia, de la política de aumentos salariales y la formalización de puestos de trabajo (el aumento se dio preponderantemente en las retribuciones al trabajo) y de un aumento importante de las transferencias, que incluyen jubilaciones y otros beneficios.
En un contexto de crecimiento de ingresos, la evolución de la pobreza fue contrastante. La población con ingreso inferior a la línea de pobreza por ingresos bajó de 49.9 a 43.5 por ciento entre 2018 y 2022. Es un resultado muy positivo, 5.1 millones de personas salieron de la pobreza. Sin embargo, el porcentaje de población en pobreza extrema aumentó, pasando del 8.7 al 9.1 por ciento, con lo cual la desigualdad es mayor. A nivel regional, las diferencias siguen siendo notables, el ingreso promedio en la península de Baja California, en Nuevo León y en la Ciudad de México son más de dos veces superiores a los de Oaxaca, Guerrero y Chiapas. En términos de acceso a servicios básicos, el porcentaje de personas con carencia por acceso a los servicios de salud pasó de 16.2 a 39.1 por ciento entre 2018 y 2022, más de 30 millones de personas perdieron el acceso a servicios de salud. Un drama que refleja el fracaso absoluto de la política de salud en este sexenio. La cancelación del Seguro Popular y el desplazamiento de empresas farmacéuticas y distribuidoras no funcionó y los afectados fueron las familias mexicanas.
Estos resultados se presentan y se discutirán en el contexto de la creciente competencia de visiones de país y de modelos de desarrollo alternativos en el marco del proceso electoral del 2024, comparando principalmente los postulados de la 4T con las perspectivas del Frente Amplio por México. Puede concluirse que la política salarial y los programas de transferencias asistencialistas han tenido un impacto positivo de corto plazo en el ingreso, pero no han sido suficientes para disminuir la desigualdad y no son una solución de fondo. Por otro lado, no hay presupuesto que resista programas masivos de transferencias sin crecimiento económico. Y tampoco puede elevarse el ingreso de forma sostenida y suficiente sin crecimiento económico y la generación de empleos bien remunerados. Para ello se necesita certidumbre e inversión productiva, con una participación fundamental de las empresas. Tampoco puede hablarse de desarrollo económico y social desde una perspectiva integral en un entorno de inseguridad creciente, que no cesa de extenderse en el país, y de pérdida de libertades, cuando se insiste en afectar desde el Poder Ejecutivo al equilibrio de poderes, a instituciones autónomas fundamentales y a la libertad democrática.
Los mexicanos necesitamos escuchar propuestas constructivas y visionarias, que reconozcan la realidad del entorno actual nacional e internacional, que partan de un diagnóstico profundo de nuestros problemas y que definan acciones efectivas para resolverlos, así como para aprovechar las oportunidades. Lo que necesitamos son alternativas estratégicas de desarrollo con visión de largo plazo, que nos permitan maximizar los beneficios de un mundo en transformación, con políticas públicas que aseguren el acceso a la salud de calidad, que fomenten la inversión y contribuyan a la estabilidad de los mercados, con la ampliación de la infraestructura de comunicaciones y energética sustentable, que priorice la educación y la preparación de los jóvenes en el desarrollo de conocimientos y habilidades de vanguardia, que promueva el emprendimiento, la integración de cadenas productivas y el fomento a la tecnología, la innovación y la investigación, en un marco de legalidad y libertad.