Artículo de opinión escrito por Gustavo Almaráz Petrie, Presidente del Comité de Estrategia Pública de Coparmex | Vía @SinEmbargoMX
Twitter (x): @gustavoalmarazp
El 2023 fue sin duda un año lleno de dinamismo, muchos retos y eventos para invitarnos a la reflexión y al movimiento. Decíamos al iniciar el año, que el 2023 iba a ser crucial para la economía de México, pues le hacíamos frente a índices inflacionarios complicados, se avecinaba el estancamiento económico estadounidense y se veían llegar ya de forma inminente los efectos del tan aclamado nearshoring.
Comenzando el 2024 las preocupaciones anteriores continúan siendo válidas. Ahora bien, debemos destacar que el tema económico ha logrado enfrentarse con todo y las numerosas variables desfavorables, como las tensiones geopolíticas, aunadas a las múltiples transiciones políticas (ya efectuadas, como en el caso de algunos países latinoamericanos, pero también a las venideras, como en el caso de Estados Unidos y Canadá), las altas y bajas en las tasas, en los intercambios comerciales, entre otras. En fin, hemos mejorado nuestros indicadores de desarrollo e, incluso, hemos mejorado las proyecciones sobre nuestro crecimiento interno. Hemos iniciado un plan de trabajo en materia de estímulos para la instalación de empresas extranjeras en nuestro territorio y hemos promovido, asimismo, la llegada de nuevas inversiones por conducto de los nuevos proyectos de infraestructura, conectividad y tecnología que contemplan la colaboración de todos los niveles de gobierno y de una gran cantidad de sectores productivos de la industria.
Con todo, lo que referíamos como “vulnerabilidad financiera” hace un año no ha sido propiamente superado. Continúan las tendencias a la desaceleración, las presiones y la incertidumbre. Adicionalmente, tenemos un período electoral muy cercano. En este sentido, y con el antecedente que hemos abordado ya en este espacio sobre los componentes político y económico, observamos que dicha incertidumbre y vaivenes entre el crecimiento y la inestabilidad se encuentran de igual manera presentes en nuestros asuntos políticos. De entrada, lo más evidente: las tensiones que se han suscitado entre y al interior de los poderes de la Federación, mismas que nos han permitido observar a los mecanismos existentes de contrapesos al interior de nuestro sistema. Esto último siendo ejemplificado en el desarrollo de algunos de los acontecimientos destacados en el 2023, como en la suspensión del “Plan B” electoral, la elección de un nuevo Consejo General del INE, la invalidación, por parte de la SCJN de la transferencia de la Guardia Nacional a la SEDENA y la extinción de los fideicomisos de la SCJN; pero también en muchos otros no tan destacados, más sustantivos para el funcionamiento adecuado de todas nuestras instancias, como la falta de nombramientos estratégicos y las disputas al interior de ellas. En el mismo rango, destacan también los proyectos de nación frente a los comicios del 2024 pero, sobre todo, frente al porvenir nacional para el período 2024-2030.
Por último, pero sin duda no menos importante, el 2023 nos deja un legado histórico. Me refiero a la participación, representación, ideas y proyectos políticos en manos de las mujeres. Y es que, por primera vez en la historia de nuestro país, la esfera política se ha visto grandemente fortalecida por la presencia de mujeres en los puestos clave para la toma de decisiones y el liderazgo político, de modo que el 2023 ha logrado también lo que nunca en materia de paridad de género. De entrada, tenemos dos candidatas presidenciales; prácticamente asegurando que México tendrá por primera vez una presidenta. De igual manera, una Ministra Presidenta en el Poder Judicial; Presidentas de las Mesas Directivas en el Senado y en la Cámara de Diputados; una Consejera Presidenta en el INE; 10 gobernadoras, 8 titulares de secretarías de gobierno federal; y 4 titulares en el gabinete ampliado. Sin duda, lo anterior representa un avance y un logro sin precedentes, dándonos la tarea de garantizar que lo que hoy es un logro histórico, se convierta en la realidad permanente de nuestro país.
En suma, el 2023 nos ha brindado la oportunidad de alzarnos fuertes y continuar construyendo mejores condiciones para el desarrollo; pero también nos ha servido como recordatorio de que las variables deberán resolverse conjuntamente, es decir, con ayuda de los sectores público, privado y la sociedad en general. Con esto, la tendencia de este año que inicia será entonces hacia lo cierto en lugar de hacia lo incierto; será hacia el crecimiento integral y sostenido y en beneficio de todas y todos. #OpiniónCoparmex
