Autor: XochitlLagarda Burton
A la memoria del Dr. Gabriel Siade Barquet.A la memoria del Dr. Gabriel Siade Barquet.
Hace algunos días, el 11 de octubre, se celebraron 25 años del Sistema de los Centros Públicos de Investigación del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, CONACYT, en una ceremonia donde tuve el privilegio de participar y la cual contó con la participación del maestro Aurelio Nuño Mayer, Secretario de Educación Pública, del doctor Enrique Cabrero Mendoza, director general del CONACYT, del doctor Gabriel Siade Barquet, Presidente del Consejo General Consultivo de los Centros Públicos de Investigación del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, del cual lamentamos su sensible pérdida acaecida el 18 de octubre, y al cual recordaremos siempre por su calidad humana y por su aportación al desarrollo de la Ciencia en nuestro país y su vinculación con la empresa.
El Sistema de Centros Públicos de Investigación ha tenido en estos primeros veinticinco años, múltiples logros para el desarrollo de México y se puede aportar, aún más, para el fortalecimiento de los diversos sectores en nuestro país, si seguimos fortaleciendo la vinculación entre el sector educativo y el sector empresarial.
¿Cómo podríamos desde el sector empresarial apoyar más esta colaboración?
En primer lugar, mostrando una mayor receptibilidad a los procesos de innovación científica y desarrollo tecnológico en nuestras propias empresas, especialmente en aquellos rubros con potencial de mejora y factor oportunidad.
La ciencia y la tecnología producida por mentes mexicanas es de reconocida calidad mundial y orgullosamente materia de exportación. Su incorporación a la actividad productiva debe ser regla y no excepción. Hay que perder el miedo y abrirles las puertas a los procesos, a la producción, a nuestras actividades cotidianas. Así ganamos todos pero, sobre todo, gana México.
Tenemos un capital humano envidiable. La “cantera” científica y tecnológica en los Centros Públicos de Investigación y nuestras universidades federales y estatales, constituye una ventaja competitiva que debemos seguir vinculando al servicio no sólo de la industria, sino también de la economía, de la salud, del agro, de la cultura y, por supuesto, de la educación en México.
Hoy más que nunca, en este mundo globalizado en pleno siglo XXI, debemos tener muy presente que, si continuamos invirtiendo en ciencia y tecnología como instrumento de movilidad social, ello forzosamente se reflejará en una sociedad mexicana con mayores niveles de desarrollo, bienestar y equidad y es, sólo entonces, cuando podemos decir “lo estamos haciendo bien, sigamos haciéndolo mejor”.
El secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño Mayer, señaló que esta vinculación puede llevar a México a convertirse en una gran potencia, y afirmó:
Y cuando me refiero a una gran potencia, me refiero precisamente a esto, un país que permita que todos sus habitantes puedan vivir en absoluta libertad en este sentido amplio, un país que por su innovación, por su educación, por su ciencia, por su tecnología contribuya no sólo al bienestar de los mexicanos, sino contribuya al bienestar de la humanidad en un sentido de construir la paz y el bienestar, la libertad a través de la educación.
En síntesis, para el sector empresarial la ciencia y la tecnología y su transformación en innovación deben jugar un papel preponderante en la nueva realidad de México.