Articulo de opinión escrito por Lydia Nava Vázquez, Vicepresidenta de desarrollo social de Coparmex | vía El Sol de México
Twitter: @MichLydiaNV
Estamos enfrentando la tercera ola por COVID19, ola que no solo viene acompañada de problemas de salud física y mental, así como afectaciones económicas, esta ola sigue provocando e intensificando deficiencias como es el rezago educativo que sufrimos en México desde hace décadas.
Según datos del Banco Mundial, en México, como consecuencia de la pandemia, los aprendizajes podrían sufrir un retraso equivalente a dos ciclos escolares. En cuanto al número de jóvenes que abandonaron la escuela es una caída que nos deja por debajo del nivel de asistencia que teníamos antes del 2008. Hoy se habla de una deserción escolar mayor a los 800 mil jóvenes, en el año 2018 se calculaba que 600 mil jóvenes abandonaban el bachillerato, colocándonos ya como unos de los países con tasas de deserción más altas de América Latina.
Inevitablemente, hablar de que estos miles de jóvenes no regresen a ser parte de nuestro sistema educativo, implica un gran impacto no sólo para cada uno de ellos, el impacto negativo será para todos nosotros.
Nuestros jóvenes están perdiendo la oportunidad de sentar bases sólidas para un futuro con nuevas y mejores oportunidades, de generar las habilidades necesarias para poder ingresar al mercado laboral y formar parte de los círculos virtuosos de la productividad.
La inversión en educación es prioritaria, de acuerdo con el Índice de Paz México (IPM) 2020, en 2019 el impacto económico de la violencia superó en ocho veces el gasto público en salud y seis veces la inversión en educación.
Impulsar la cobertura y calidad de la educación como base del bienestar y el desarrollo, así como promover condiciones educativas que garanticen mayores niveles de aprendizaje, forman parte de los objetivos que se ha planteado la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex).
Los retos en educación se han potencializado, por ello la Coparmex con pleno convencimiento de que la formación que brindemos a nuestros jóvenes de hoy generará nuevas oportunidades para nuestra sociedad, promueve el Modelo Mexicano de Formación Dual.
El modelo está basado en la experiencia alemana de formación de técnicos adaptada al contexto mexicano, que busca formar estudiantes de bachillerato, revalorizando la importancia del trabajo técnico, combinando el aprendizaje teórico y práctico en la empresa promoviendo un desarrollo integral.
Desde el año 2013 han egresado más de 6 mil 500 alumnos y, lo más importante, el 80 por ciento de los participantes en este programa reciben una oportunidad laboral en la empresa, y logran permanecer más del 60 por ciento, indudablemente cambiando su vida y la del entorno.
El reto en conjunto es invertir en programas educativos en los que tengamos la certeza de generar beneficios directos en nuestros jóvenes, no sólo en el momento presente, por el contrario, sentar las bases firmes para un futuro, y así lograr que nuestro país cuente con capital humano con mayor preparación y con ello superar las desigualdades y contribuir al bien común. #OpiniónCoparmex