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Por qué México no llega a su potencial

Artículo de opinión escrito por Luis Durán, presidente de nuestro Comité de Difusión.
Vía: El Universal

Twitter: @LuisEDuran2

México es la segunda economía más grande de América Latina y, desde hace décadas, los economistas del mundo le ven un potencial de crecimiento significativo debido a nuestra población joven, nuestros abundantes recursos naturales y nuestra proximidad a los Estados Unidos, la economía más grande del planeta. Sin embargo, a pesar de nuestro potencial, no hemos logrado tener crecimiento como otros países a los que México se ha comparado en potencial, como Corea del Sur y Singapur en la década de los 80s. Por tanto tiempo se ha hablado del potencial de nuestro país, que vale la pena analizar las razones por la cual permanentemente nos quedamos cortos.

Una de las principales razones por las que nuestro país no ha logrado tanto crecimiento como su potencial, se debe a nuestros desafíos políticos e institucionales. Más allá de muchos años de demagogia, la triste realidad es que México tiene una larga historia de corrupción, lo que claramente ha obstaculizado el crecimiento económico. Otro factor que ha contribuido al crecimiento más lento de nuestro país es la falta de inversión en infraestructura y educación, lo que ha limitado nuestra competitividad en la economía mundial. Según el Índice de Competitividad Global del Foro Económico Mundial, México ocupa el puesto 56 de 137 países en infraestructura, lo que incluye factores como la calidad de las carreteras, los puertos y los aeropuertos. Además, ocupamos el puesto 87 en educación, donde se miden factores como la calidad de la educación primaria y secundaria y la disponibilidad de formación profesional. Revisemos algunas cifras concretas ilustrativas: En las décadas de 1960 y 1970, México experimentó un crecimiento económico significativo, impulsado en parte por nuestras grandes reservas de petróleo. Sin embargo, este crecimiento fue acompañado por altos niveles de inflación, que llevaron a una crisis de deuda en la década de 1980. En la década de 1990, se implementaron reformas económicas destinadas a liberalizar nuestra economía y aumentar nuestra competitividad en el mercado global. A pesar de estas reformas, nuestro crecimiento económico ha sido relativamente lento, con una tasa de crecimiento anual promedio de alrededor del 2.5 % entre 1990 y 2019.

Por otro lado, Corea del Sur y Singapur han logrado un crecimiento significativo, debido a su enfoque en la tecnología y la innovación. Ambos países han invertido de manera consistente en investigación y desarrollo, educación e infraestructura, lo que les ha permitido convertirse en líderes en sectores como la electrónica, las telecomunicaciones y la biotecnología. Además, ambos países han establecido entornos pro-empresariales que han fomentado la inversión extranjera y el espíritu empresarial. Corea del Sur y Singapur también se han beneficiado de su ubicación estratégica y de su enfoque en las exportaciones. Corea del Sur ha construido una fuerte economía orientada a la exportación basada en una combinación de industrias manufactureras avanzadas y de alta tecnología, mientras que Singapur se ha convertido en un centro de servicios financieros y comercio en el sudeste asiático. Revisemos también algunas cifras ilustrativas para estos países: En la década de 1960, Corea del Sur era uno de los países más pobres del mundo, con un ingreso per cápita inferior al de muchos países africanos. Sin embargo, en las décadas de 1970 y 1980, experimentó un rápido crecimiento económico, impulsado por un enfoque en la fabricación orientada a la exportación y una fuerte inversión en educación e infraestructura. La economía Coreana creció a una tasa promedio anual del 7.6 % entre 1960 y 2019, lo que la convierte en una de las economías de más rápido crecimiento durante estos años. Hoy en día, es un país de altos ingresos y líder en industrias como la electrónica, la fabricación de automóviles y la construcción naval. Al igual que Corea del Sur, Singapur también era un país pobre en la década de 1960, con una falta de recursos naturales y un mercado interno muy pequeño. Sin embargo, bajo el liderazgo de Lee Kuan Yew, Singapur implementó una serie de políticas económicas que tenían como objetivo atraer la inversión extranjera, promover las exportaciones y crear una mano de obra calificada. Hoy en día, es uno de los países más ricos del mundo, con un ingreso per cápita que se encuentra entre los más altos. La economía de Singapur ha crecido a una tasa promedio anual del 6.5 % entre 1960 y 2019, al igual que Corea del Sur, una de las economías de más rápido crecimiento durante este período.

En general, las trayectorias de crecimiento económico de estos tres países demuestran la importancia de políticas económicas sólidas, inversión en educación e infraestructura, y un enfoque en la innovación y las exportaciones. Claramente se requiere consistencia por muchos años. Los datos no mienten. Nuestro país no ha estado ni cerca del nivel de éxito económico de Corea del Sur y Singapur. A pesar de que, apenas hace unas décadas, eran países con una economía claramente inferior a la de México. Sin embargo, el potencial de nuestro país sigue siendo extraordinario, gracias a circunstancias favorables históricas como hemos comentando ampliamente en esta columna. Siempre y cuando sepamos abordar nuestros desafíos políticos e institucionales con madurez y congruencia, y podamos implementar políticas que promuevan la innovación, la inversión y el espíritu empresarial.

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