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El Cisne Negro y el COVID 19

Artículo de Opinión escrito por Luis Durán, Presidente del Comité de Difusión de Coparmex | Vía El Universal

Twitter: @LuisEDuran2

Sin duda, el COVID-19 es uno de los eventos con consecuencias más profundas e inesperadas de las últimas décadas. A eventos como este, se les conoce como Cisnes Negros. Para los que no la conocen la teoría del Cisne Negro es una metáfora que describe, en el campo de la economía, aquellos acontecimientos que ocurren por sorpresa, que nadie había previsto o tomado en cuenta porque, previamente, eran improbables y que, para bien o para mal en general, terminan teniendo un impacto enorme y repercusiones de gran alcance. El creador de esta teoría es el economista Nassim Nicholas Taleb, quien la llamó así porque, hasta la llegada de los primeros exploradores a Australia en el siglo XVII, todos los cisnes en Europa se pensaba que eran blancos. El descubrimiento de este tipo de ave con plumas negras fue un hecho que se consideró altamente improbable, pero sucedió y cambió la percepción que había habido hasta ese momento. De esta manera, Taleb busca cuestionar los análisis económicos que se utilizan para predecir el futuro mediante una extrapolación de lo ocurrido en el pasado, predicciones que tarde o temprano se enfrentarán a la inesperada aparición de un cisne negro. Como decía Mark Twain, el escritor norteamericano del siglo 19: “es difícil hacer predicciones, particularmente sobre el futuro”.

Si un evento del tipo Cisne Negro es imprevisto tal como esta crisis, ¿qué hemos aprendido y qué deberíamos de hacer para estar mejor preparados a futuro? Los expertos nos señalan algunas áreas de oportunidad que nos permitan atender con eficacia los eventos inesperados, a través de una mejor preparación.

1. La importancia de la planeación estratégica: Ya hemos hablado en esta columna de cómo el mundo de los negocios ha tenido un enfoque hacia la reducción de costos y las cadenas de valor altamente eficientes. Ese enfoque unidimensional ha impedido hacer una planeación efectiva que tome en cuenta los diferentes escenarios a los que se puede enfrentar una organización. Lo decía claramente Edwin Rommel, el gran general alemán del siglo pasado: “Ningún plan sobrevive al contacto con el enemigo”. Es decir, hay que estar listo para cambiar de estrategia según las circunstancias a las que nos toque enfrentarnos. Nunca más importante que cuando enfrentamos a un evento de tipo Cisne Negro.

2. La importancia de la liquidez en tiempos de crisis: Se ha demostrado de manera consistente a través de las crisis de la historia que no hay sustituto para tener flexibilidad financiera. Sin embargo, los individuos y las organizaciones no resisten la tentación de endeudarse de manera agresiva y probablemente imprudente. Un proceso clave para proteger la liquidez es el de los ejercicios de pronósticos a corto y mediano plazo. Esto permite hacer ajustes de manera efectiva sobre el tiempo.

3. El papel de la tecnología: Contar con la tecnología adecuada para hacer frente a una interrupción importante es fundamental. La pandemia ha ilustrado el valor de las soluciones basadas en la nube que se pueden implementar fácilmente desde cualquier lugar. Evidentemente, sujeto al acceso a una conectividad a Internet adecuada.

4. El enfoque humano: La mayoría de la planificación de escenarios de eventos tipo Cisne Negro contempla un evento físico. Sin embargo, aprendimos del COVID-19 que tales eventos también podrían afectar a las personas de una manera fundamental. A pesar del papel de la tecnología, es este elemento humano el que se ha visto como el eslabón más débil o más fuerte en la gestión a través de esta pandemia.

Independientemente del debate sobre si la COVID-19 es un evento tipo Cisne Negro, el efecto para todas las personas y las organizaciones ha sido significativo. Hemos visto que la capacidad de responder a una crisis depende fundamentalmente de la capacidad de los líderes para comprender las implicaciones de un evento de este tipo en cada organización y poder responder en consecuencia. Sabemos que la tecnología ha sido un facilitador clave durante esta crisis, permitiendo a muchas organizaciones proporcionar un servicio continuo e interrumpido, pero no puede ser la única solución. Lo que es más importante es centrarse en los resultados disruptivos e identificar qué respuestas apropiadas pudieran tener. Tener opciones claramente identificadas hace toda la diferencia.

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