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Guerrero es responsabilidad de todos

Artículo de opinión escrito por Gustavo Almaraz Petrie, Presidente del Comité de Estrategia Pública de Coparmex | Vía @SinEmbargoMX

Twitter: @gustavoalmarazp

El huracán “Otis” tocó tierra el pasado 25 de octubre en Acapulco, uno de los municipios más emblemáticos del país. Con ello, salieron a relucir varios factores que ya requerían atención y que hoy necesitan atenderse a la brevedad y desde todos los ángulos; es decir, desde los tres niveles de gobierno, los sectores productivos y la sociedad civil. Lo anterior, ya que la problemática que enfrenta Acapulco, y en general Guerrero, abarcan todos sus espacios. Partiendo desde el más evidente, las afectaciones a la infraestructura y los servicios básicos; pasando por aquellas a la movilidad, a los servicios de salud y al medio ambiente. hasta las innumerables pérdidas económicas.

Ahora bien, está de más buscar enfoques meramente nostálgicos. Es fundamental poner manos a la obra para la recuperación del estado, no sólo en un plano inmediato y correctivo, sino sobre todo en uno que mire al largo plazo y a la sostenibilidad de Guerrero y, por lo tanto, de Acapulco. En este sentido, me gustaría apuntar lo siguiente:

Debemos revisar el potencial del estado. Hoy en día Guerrero depende en gran medida de las transferencias federales (en un porcentaje mayor al 90 por ciento, de acuerdo con información de la Secretaría de Fomento y Desarrollo Económico del estado), lo que señala una falta de diversificación de las actividades económicas,  que a su vez se traduce en la ausencia de industrias y manufacturas complejas, una inversión local escasa, planes de inclusión, especialización y fomento educativo insuficientes, e infraestructura y desarrollo tecnológicos muy limitados. Lo anterior obedece, en gran medida, a la visión “tradicional” que ha encasillado a la entidad como un lugar de recreación; es decir,  un lugar para el turismo, el comercio al por menor, la contratación de servicios ocasionales y la inversión en bienes inmuebles.

Es necesario un compromiso de todos con la entidad. Si bien el turismo se ha convertido en una fuente indispensable de recursos, resulta necesaria una visión que vaya más allá de un lugar para vacacionar. Las consecuencias del huracán demuestran los retos que esta perspectiva ha generado, ya que al no haber condiciones para el turismo, Acapulco y la actividad económica se encuentran paralizados. En ese sentido surgen varias preguntas, ¿cuál debería de ser el compromiso por parte de todas aquellas personas que visitan cotidianamente el destino en fortalecerlo e invertir en él más allá de sus propiedades? ¿qué les hace falta a las autoridades para no solo garantizar buenas estancias para los turistas, sino también para asegurarle a los guerrerenses que hacen esto posible cierta estabilidad? ¿cuáles deberían ser los compromisos del sector privado con el progreso de la sociedad?

En este sentido, aprovecho estas líneas para agradecer y reconocer a Eduardo Borja, quien ha sido un ejemplo de compromiso con la comunidad de Acapulco, dejando claro que es posible actuar más allá de lo obvio para buscar una pronta recuperación de este destino turístico pero, sobre todo, de todos aquellos que viven ahí.

Necesitamos tener una visión de rediseño más que de reconstrucción. Lo anterior no puede ni debe ser el trabajo de un solo actor o sector. Hoy más que nunca los sectores privado y público deberán trabajar de forma conjunta en rediseñar estrategias y planes de reactivación focalizados a las necesidades, fortalezas y oportunidades del estado. La crisis que ha generado el huracán representa una oportunidad para atender los problemas que ha sufrido el estado de raíz y de esta forma garantizar que su resurgimiento se dé sobre una base sólida y capaz de reaccionar ante retos venideros.

En suma, la emergencia en Guerrero nos presenta la oportunidad de fortalecernos y de hacerlo a través del trabajo conjunto. Debemos modificar nuestras perspectivas en el abordaje, desenterrar las causas profundas del rezago, identificar áreas de crecimiento y potenciarlas para asegurar la resiliencia y competitividad del estado. La oportunidad es de todos, no sólo de las autoridades. Particularmente creo que no se puede dejar de destacar el compromiso que tenemos como sociedad civil más allá de ayudar a los damnificados. Todos tenemos un buen recuerdo de Acapulco y no podemos únicamente quedarnos a esperar a su reconstrucción. Es un buen momento para hacer un análisis profundo de las responsabilidades que tenemos y no quedarnos únicamente con la visión de recibir aquello que nos brinda el destino, pero también de dar y asegurar que la reconstrucción y el rediseño se den de la mejor manera posible. #OpiniónCoparmex

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