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Relación energética entre México y Estados Unidos

Artículo escrito por Carlos Aurelio Hernández González, Vicepresidente de Energías Renovables de la Comisión Nacional de Energía Coparmex vía El Financiero 

Twitter: @cauhdez

En días recientes Coparmex llevo a cabo las Juntas Binacionales y en esta ocasión se dio a la tarea de fortalecer la relación bilateral entre los empresarios de Estados Unidos y México.

Se tuvo la oportunidad de escuchar a la directora de la Oficina del Departamento de Energía de la Embajada de Estados Unidos, Laura Sima, quien acompañó a los empresarios de la Comisión Nacional de Energía.

En un mundo globalizado, México y Estados Unidos son complementarios en su relación energética y no excluyentes entre sí, siendo estratégica para el crecimiento de ambas naciones, sobre todo con la competencia de China.

Actualmente México es un importador neto de gas natural; según datos de la Secretaría de Energía, en 2021 se introdujeron en importaciones la cantidad de 5 mil 928 millones de pies cúbicos (mpc) lo que corresponde al 71.9% del consumo nacional que para el mismo periodo se ubicó en 8 mil 242 mpc.

A noviembre de 2019, México cuenta con 24 puntos de interconexión para importaciones y exportaciones con Estados Unidos. Después del apagón de Texas por la helada de febrero de 2021 queda claro que la soberanía energética del país radica en la explotación de gas natural.

No podemos seguir viendo a México como un importador neto para nuestras actividades productivas, como la producción de electricidad y bienes y servicios.

Para el tema de la energía eléctrica, y de acuerdo al manual de importaciones y exportaciones publicado por el CENACE, México y Estados Unidos cuentan con 5 interconexiones internacionales para uso comercial, con una capacidad de transferencia de mil 226 MW, por confiabilidad y emergencias se tienen 6 con 328 MW.

Además, se cuenta con abastos aislados para exportaciones por 2 mil 610 MW, sin sumar una Central Eléctrica de gas natural de mil 593.4 MW que produce energía eléctrica en McAllen Texas (con gas natural americano) y se encuentra desconectada de Estados Unidos e Interconectada directamente al Sistema Interconectado Nacional (SIN).

En total México tiene una capacidad de transferencia de energía eléctrica entre el país vecino y el nuestro de 5 mil 757.4 MW, o lo que equivaldría a suministrar aproximadamente a un millón 919 mil 133 hogares durante todas las horas de un año con un consumo promedio de 3 KW/h.

Si solamente se revisa las interconexiones para uso comercial (participantes del mercado eléctrico mexicano que importan y exportan a través de empresas americanas), durante 2021 se importaron un millón 144 mil 625 MW (130.66 MW por hora) y se exportaron 373 mil 974 MW (42.69 MW por hora).

El total del comercio exterior entre Estados Unidos y México para 2021 da un total de un millón 518 mil 599 MW lo que equivale al consumo aproximadamente de 57 mil 783 hogares, con datos del CENACE.

Claramente México es netamente deficitario en su balance energético con los Estados Unidos; sin embargo, el país cuenta con capacidad de generación limpia y extracción de gas natural para ser el líder exportador en la región de Norteamérica.

Desafortunadamente, tanto en electricidad como en gas natural, México ha experimentado políticas ideológicas que no permiten la integración de nuevas inversiones de empresas mexicanas y extranjera que aprovechen las oportunidades de las energías limpias y de la extracción de gas natural.

La infraestructura transfronteriza en energía (electricidad y gas natural) presentan a México la gran oportunidad de dejar de ser deficitarios en la balanza energética con Estados Unidos. La guerra de Rusia contra Ucrania dio un balde de agua fría al mundo entero en cuanto a la relevancia de las energías limpias y de no depender del gas natural de países extranjeros.

Políticas como las llevadas a cabo con las reformas eléctricas, así como el reciente acuerdo de la SENER en torno al gas natural, son totalmente contrarias a la soberanía energética nacional, primero porque quieren obligar a los consumidores de gas a adquirir las importaciones (mal contratadas y planeadas) de gas de la CFE, privilegiando dichas compras sobre la explotación del mismo en México; y segundo porque la realidad de no permitir la entrada de nueva energía limpia y barata ya alcanzó a las empresas y familias mexicanas. Todo en el marco de una inflación mundial histórica.

La soberanía energética en esta ocasión va de la mano de una gran oportunidad de negocio para México y solo se logrará con el trabajo en equipo entre las empresas, los organismos autónomos del Estado y el gobierno.

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