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El reto de la conciliación.

Artículo escrito por: Rosa Martha Abascal Olascoaga, Vicepresidenta de Comunicación e Incidencia en Coparmex, vía Mundo Ejecutivo.

En las últimas décadas hemos vivido cambios sociodemográficos trascendentes: las mujeres hemos incrementado nuestra presencia en el mercado laboral, el índice de divorcios ha subido, el número de padres y madres solteras también, la tasa de natalidad ha decrecido y enfermedades como el estrés y la depresión están al alza.

Sin embargo, los gobiernos, las empresas y las OSCs no hemos sido capaces de entender estos cambios y actuar en consecuencia. El trabajo y los procesos siguen siendo diseñados por hombres para hombres, con horarios de trabajo incompatibles con el cuidado de personas dependientes (niños, enfermos, adultos mayores) y por lo mismo las personas, hombres y mujeres, están experimentando mayor número y profundidad de conflictos entre las diferentes áreas de su vida, particularmente entre trabajo y familia.

Trabajar por el fortalecimiento familiar.

Una empresa familiarmente responsable es un asunto de hombres y mujeres, que en complemento forman, alimentan, construyen, mantienen, soportan y fortalecen una familia en beneficio de todos sus integrantes, de la sociedad, de la empresa, del país y del mundo.

La familia es un beneficio para cada persona pues es un antídoto contra el individualismo y la depresión, guía el desarrollo personal, transmite vida, física y emocional, educa en virtudes y valores y empuja la adquisición de competencias.

La familia es también un beneficio para la sociedad, es garantía de solidaridad intergeneracional, forja la cohesión social, amortigua la crisis, genera capital social y es pilar de la economía pues sus miembros producen y consumen productos y servicios.

Necesarias más políticas públicas

En consecuencia, debemos crear políticas públicas y dentro de las empresas que favorezcan que el tiempo laboral esté organizado tomando en cuenta que las personas tenemos muchas otras cosas que hacer en nuestras vidas, comenzando con la atención a nuestras familias.

Apostar en el fortalecimiento familiar no es un gasto, es una inversión.

La productividad de nuestros colaboradores depende en gran medida de la estabilidad de la persona que colabora con nosotros y por lo mismo, de la estabilidad de su familia. Esto es un tema de ecología humana.

En México no tenemos un organismo de primer nivel que vele por la familia ni porque las políticas públicas tengan una perspectiva de familia. El DIF tiene otros objetivos y, además, es un organismo de tercer nivel.

No tener empresas y políticas con perspectiva familiar genera como consecuencia la ruptura del tejido social al favorecer la desintegración familiar (más divorcios, hijos con menor nivel educativo, hijos abandonando el hogar) y que decrezca la productividad, pues al tener los colaboradores problemas en la familia, los reflejan en el trabajo.

El capital humano es el centro de la compañía

Desde Coparmex tenemos una aproximación a este tema considerando que las personas tenemos tres tipos de motivaciones:

  • Extrínsecas (remuneración)
  • Intrínsecas (más conocimiento, tener más responsabilidad)
  • Trascendente (servir, ayudar…)

Las empresas debemos comprender a la persona en su integralidad y, a la vez, tener un estilo de liderazgo humanista que se transmita en su cultura organizacional.

Por ello requerimos empresas centradas en la persona, con valores trascendentes, que comprendan los tres tipos de motivaciones de sus colaboradores, que busquen eficiencia, atractividad y congruencia en los valores a través de un liderazgo estratégico, ejecutivo y humanista. Estas empresas entiende que la estabilidad de las familias de sus colaboradores es también su responsabilidad.

Los colaboradores son evaluados de acuerdo con su contribución en el alcance de objetivos; desde las políticas de personal, se comprende que las personas tenemos necesidad de lograr una conciliación proactiva del trabajo con la familia que abone al balance de una vida integral. Esto tiene como resultado el compromiso de la persona con la empresa y con sus líderes.

Un enfoque equivocado nos lleva a la conclusión de que las políticas para tener una empresa familiarmente sustentable apoyan a la mujer.

Este es un tema de mujeres y hombres; padres y madres; esposas y esposos. Somos un equipo complementario.

Es por ello esencial impulsar un cambio cultural, donde la persona esté al centro, donde la familia de nuestros colaboradores sean uno de nuestros principales stakeholders, donde nuestras motivaciones sean trascendentes, donde nuestra responsabilidad social se manifieste en la formación de empresas familiarmente sustentables.

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