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Equidad de oportunidades, tarea pendiente.

Artículo de opinión escrito por: Lydia Nava Vázquez, Vicepresidenta de Desarrollo Social de Coparmex | Vía: Sin Embargo.

Twitter: @MichLydiaNV

El Banco Mundial dio a conocer un importante estudio que afirma que, al contar con mayor participación de la mujer en el mercado laboral, el PIB per cápita a largo plazo podría ser casi un 20 por ciento más alto. También confirma que la igualdad de género acelerará los avances hacia otros objetivos de desarrollo.

México no está exento de esta tendencia, ya que el Instituto Mexicano para la Competitividad, IMCO, prevé que para el 2030 el PIB nacional podría ser 15 por ciento mayor que el de 2020 si se implementan acciones para sumar a 8.2 millones de mujeres a la economía.

Equidad de oportunidades entre hombres y mujeres es la gran tarea pendiente en nuestra sociedad para lograr un desarrollo inclusivo que genere desarrollo económico junto con crecimiento personal, familiar y de toda la comunidad.

Si bien cada día vemos más mujeres en cargos directivos, tanto en el sector público como privado, el rezago aún persiste. El Foro Económico Mundial ha afirmado que, con la tendencia actual, tendrán que pasar 132 años para cerrar la brecha de género.

En nuestro país, el Instituto Nacional de Geografía y Estadística, Inegi, presentó cifras del cierre del año 2022 respecto a la pobreza laboral, que es del 38.5 por ciento de la población; es decir, 49.6 millones de mexicanos no cuentan con lo suficiente para adquirir la canasta básica. Lamentablemente, en estas cifras la pobreza laboral alcanza en mayor proporción a las mujeres, pues por cada 100 hombres en pobreza laboral en México hay 111 mujeres en la misma situación.

Es evidente la menor participación femenina en el mercado laboral formal. Por otra parte, la participación de las mujeres dentro del trabajo informal sigue en incremento, siendo la tasa de informalidad de 55 por ciento, mientras que la de los hombres disminuyó se ubicó en 48 por ciento. Esto afecta a las mujeres en el acceso a prestaciones y en tener menores ingresos.

El enfoque deberá estar en generar políticas de apoyo a las mujeres, incluyendo créditos para que puedan acceder a la formalidad, contar con mejores condiciones laborales y con equidad.

Recientemente el Infonavit publicó un análisis del comportamiento de pago de las mujeres y hombres con los créditos del mismo Instituto, revelando nuestra realidad.  Como consecuencia de la desigualdad para acceder al mercado laboral sólo el 34.1 por ciento de los créditos fueron otorgados a mujeres. También determinó que al inicio del crédito en promedio las mujeres presentan más atrasos: sin embargo, el comportamiento de pago de las mujeres mejora después de dos años, en promedio por cada 100 mensualidades los hombres tienen 4.3 pagos incompletos más que las mujeres, cuatro años después del inicio del crédito.

A esto se suma la cifra que compartió el IMCO: por cada 100 pesos que percibe mensualmente un hombre, una mujer gana 86 pesos.

La carga de trabajo para el sector femenino es pesada, pues a la par de asumir la jornada laboral busca cumplir con la tarea del cuidado de los hijos, así como con los quehaceres domésticos sin remuneración; todo ello limita las oportunidades de desarrollo personal y profesional, así como de poder aspirar a mejores ingresos.

Hoy más que nunca es necesario contrarrestar el hecho de que más mujeres sigan viviendo en la pobreza.  

Diferentes estudios han demostrado que en México siete de cada 10 personas que nacen en pobreza se quedan en ella. Esto se debe a la baja movilidad social y, desafortunadamente, no podrán acceder a un mejor nivel de vida de la que tuvieron sus padres y abuelos, independientemente del esfuerzo que realicen. Nuevamente, reflejo de las pocas condiciones de igualdad.

De origen, hay que trabajar para que las mujeres puedan acceder en sus diferentes etapas a una educación de calidad y con ello aumentar las posibilidades de ingresar a una educación superior, incluyendo carreras orientadas a la ciencia, tecnologías e ingenierías, de las que han sido históricamente excluidas.

De origen, hay que trabajar para que las mujeres puedan acceder en sus diferentes etapas a una educación de calidad y con ello aumentar las posibilidades de ingresar a una educación superior, incluyendo carreras orientadas a la ciencia, tecnologías e ingenierías, de las que han sido históricamente excluidas.

Deberemos fomentar más la participación, desarrollo de habilidades y competencias de las mujeres desde donde se tomen las decisiones en beneficio de las mismas, porque una sociedad que defienda y promueva la igualdad, siempre será una sociedad justa para nuestras familias y nuestras empresas. #OpiniónCoparmex.

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